jueves, 2 de abril de 2015

Un espacio inmenso, un pasillo, una bestia


LITERATURA Lanzamiento

Una matrioska en seis milímetros

  • 'La casa de hojas', de Mark Z. Danielewski, se edita por primera vez en español

  • El libro, publicado en el año 2000, es un lúcido ejercicio de terror y metaliteratura.

El escritor Mark Z . Danielewski, autor de 'La casa de...
El escritor Mark Z . Danielewski, autor de 'La casa de hojas', ahora editado en español.
La casa tiene algo incoherente: es seis milímetros más ancha en su interior de lo que lo es en el exterior. Es una inquietante distorsión del espacio que poco a poco se va haciendo más extraña: se ensanchan algunas habitaciones y aparece una nueva puerta que conduce a un laberinto que es, en realidad, otra dimensión cósmica, gigantesca, fría y oscura, repleta de horrores 'lovecraftianos'.
Will Navidson, el obsesivo padre de familia que adquirió la casa, explora con un equipo de espeleólogos ese abismo cámara en mano, y del metraje final sale un documental terrorífico, 'El expediente Navidson', que fascina a los críticos y hace correr ríos de tinta, aunque no queda claro si realmente si la película existe.
Un viejo ciego, trasunto de Borges y Homero, redacta un ensayo crítico sobre esa obra escurridiza antes de morir, que cae en manos de un yonqui, Johnny Truant, que enloquece leyendo el delirio. Así, 'La casa de hojas' es como una matrioska: hasta tres novelas distintas, una dentro de otra, en un complicado y fascinante ejercicio de metaliteratura. Una novela de culto -publicada originalmente en inglés en 2000- que finalmente llega en versión castellana -con todas sus claves ocultas, notas al pie, lenguaje braille, hipertexto literario y citas en lenguas muertas condensadas en 730 páginas- vía Alpha Decay y Pálido fuego.
"'La casa de hojas' no es exactamente un libro hecho de otros libros, como afirmaría Umberto Eco", explica Mark Z. Danielewski desde su apartamento en Los Ángeles. "No hay 'sampling', por así decirlo. Pero sí tiene que ver con la tradición de Eco, Borges y Cervantes de admitir cualquier cosa en la narración, y en cualquier orden. Cortázar también es importante para mí, tanto como Pynchon o Hemingway. Intenté encajar todas las voces y géneros que me habían influenciado, el ensayo académico, el terror, el realismo de posguerra, y todos encontraron su lugar dentro de la casa".

Escritura heterogénea, lectura múltiple

En apariencia, 'La casa de hojas' se asemeja a una novela de terror -el Moby Dick del género, según palabras de Stephen King-, pero es mucho más, del mismo modo que 'El nombre de la rosa' no es sólo una novela de detectives. "No creo que haya escritores que únicamente traten con el horror. Siempre les interesan otras cosas. Sé de gente que se ha aterrorizado de verdad con la novela, y aunque a mí no me da miedo comprendo su parte de monstruo. Pero para mí es una historia de amor", confiesa Danielewski. "Lo que me asusta es la inmensa riqueza del corazón, que te puede llevar del terror a la comedia".
En 'La casa de hojas' los niveles de lectura son múltiples. "El error es leerla de manera literal", advierte el autor. La escritura salta en la misma línea de la alta cultura -"hay algo casi virgiliano en su tono y su dimensión"- a la expresión más pop, del lenguaje coloquial cargado de palabras soeces a la meticulosa notación de una tesis doctoral, formatos experimentales -páginas con una sola palabra, textos en sentido inverso- y la narración 'pulp'.
Muchos lectores han visto en la serie de televisión 'Perdidos', con su isla como laberinto y dimensión más allá de las leyes de la física, un eco de los enigmas de 'La casa de hojas'. "No la vi entera. Sólo recuerdo bien el oso polar. Me gustan los acertijos y las claves, pero he de decir que en 'La casa de hojas' son una parte pequeña dentro de un contenido mucho más ambiguo".
El libro también coincidió en el tiempo con 'El proyecto de la bruja de Blair' (1999), "una feliz casualidad" -en el sentido de que los personajes de la casa también se adentran en un 'bosque' filmando algo desconocido- "que ayudó a que se hablara del libro y que reforzó mi intuición de que estaba yendo por el buen camino y conectando con un cierto espíritu de los tiempos. Las cámaras domésticas y manejables estaban cambiando nuestra percepción del mundo por entonces y creía que era algo definitivo, como ahora lo son las redes sociales".

Recuerdos de España

Mark Z. Danielewski debutó con 'La casa de hojas' en en año 2000 y rápidamente se le aupó a un pedestal como héroe de la postmodernidad, cerca de David Foster Wallace. El retraso de 13 años en la edición española de su primera obra -a la que siguieron dos más, 'Only revolutions' (2006) y 'The fifty year sword' (2012)- se entiende por la enorme dificultad de la traducción. Pero a Danielewski le apetecía especialmente esta versión.
"Borges, Cortázar, Bolaño... Están entre mis autores favoritos. Viví en España dos años cuando tenía 4 o 5 años, entre 1970 y 1971. Mi padre fue ahí a rodar un documental, 'Spain: open door', que fue secuestrado por la censura. Recuerdo que Dalí pintó un cuadro en la película, que Andrés Segovia tocaba la guitarra. Había un plano secuencia de dos minutos que era España entera desde el cielo, desde el País Vasco a Gibraltar. En la cinta salía Franco y la confiscaron. Tuvimos que huir a Francia, acosados por la Guardia Civil. Siempre he vivido con la idea de esa película perdida, que no existe. ¿Te suena?".
Y el horror fundamental del libro también nació en su niñez. "En una escuela de toreo, en Madrid o Barcelona, no recuerdo, me aterrorizó la inmensidad de la plaza, la estrechez del túnel por el que salen los toros, los gruñidos. Un espacio inmenso, un pasillo, una bestia: el minotauro. Con el tiempo comprendí que aquel viaje plantó la semilla del libro".



Tomado de  http://www.elmundo.es/cultura/2013/11/12/5281047a6843413d4b8b4575.html

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