martes, 28 de abril de 2015

Los amantes se llaman por teléfono para escuchar tan sólo su propia respiración






Ofrenda en el altar del bolero





Juan Gustavo Cobo Borda








¿Habrá entonces otro cielo más vasto

donde Agustín Lara canta mejor cada noche?

¿O seremos apenas el rostro fugaz

entrevisto en los corredores de la madrugada?

Aquel bolero, mientras el portero bosteza

y los huéspedes regresan ebrios:

aquel que habla de amores muertos

y lágrimas sinceras. Los amantes

se llaman por teléfono para escuchar

tan sólo su propia respiración.

Pero alguien, algún día, cambiándose de casa

encontrará un poco de aquellos besos

y mientras tararea:

Déjame quemar mi alma en el alcohol de tu recuerdo

escuchará una voz que dice: La realidad es superflua.

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