• • • Una reflexión de VIRGINIA WOOLF
El sexo charlatán, en contra de lo que dicta el sentido común, no es el femenino, sino el masculino. En todas las bibliotecas del mundo se oye al hombre hablar consigo mismo y, sobre todo, acerca de sí mismo. Es verdad que las mujeres prestan terreno a muchas especulaciones y es verdad que están representadas a menudo, pero cada día resulta más evidente que Lady Macbeth, Cordelia, Ophelia, Clarissa, Dora, Diana, Helen y las demás no son bajo ningún concepto lo que fingen ser. Unas son lisa y llanamente hombres travestidos; otras representan lo que los hombres quisieran ser, o lo que son conscientes de no ser
• • • VIRGINIA WOOLF, Horas en una biblioteca, El Aleph Editores, Barcelona, 2005, pág. 50, traducción de Miguel Martínez-Lage
El sexo charlatán, en contra de lo que dicta el sentido común, no es el femenino, sino el masculino. En todas las bibliotecas del mundo se oye al hombre hablar consigo mismo y, sobre todo, acerca de sí mismo. Es verdad que las mujeres prestan terreno a muchas especulaciones y es verdad que están representadas a menudo, pero cada día resulta más evidente que Lady Macbeth, Cordelia, Ophelia, Clarissa, Dora, Diana, Helen y las demás no son bajo ningún concepto lo que fingen ser. Unas son lisa y llanamente hombres travestidos; otras representan lo que los hombres quisieran ser, o lo que son conscientes de no ser
• • • VIRGINIA WOOLF, Horas en una biblioteca, El Aleph Editores, Barcelona, 2005, pág. 50, traducción de Miguel Martínez-Lage
No hay comentarios:
Publicar un comentario