miércoles, 4 de marzo de 2015

Soñar fue su misión

POEMAS  DE  MARY  NORBERT  KÖRTE

La monja cocinera Eddie Mae soñó que sor Mary
huía con Allen Ginsburg

Los largos pasillos oscuros están bien fuertes
para haber permanecido después del
terremoto de 1906 cuando la sobrevivencia fue
calculada por el sonido que hacían las cuentas
del rosario de la madre superiora
ella soñó eso
la cocinera soñaba a las demás monjas
soñaba imposibles sueños de visiones plateadas
y sonidos océanicos en la
noche quejumbrosa
Soñar fue su misión a la que ella no podía
renunciar. La noche era un lugar para ver
todas las libertades amontonadas en lontananza,
como ver a un dulce dragón que parecía
una cruz moviendo su cola en círculo

Ella huía en los sueños de las demás
haciendo llamados como lumbre explosiva
corriendo corriendo por la escritura de
los bardos y leones amantes y pájaros
corriendo con sus brazos muy metidos en
la brillantez         aleteando         lo oscuro

(La monja cocinera del convento de Santa Rosa, realmente soñó que sor Mary Norbert Körte abandonaba el convento para irse con unos poetas, antes de que esto sucediera, cuando ella formó parte de la Conferencia Poética de Berkeley).



No hay nada como un excatólico
(Buho Moteado y Cadena le vieron un escapulario a Erni Pardini)

Los escapularios puestos sobre el corazón
contienen reliquias de los mártires.
Los mártires vivieron y murieron
con heroica virtud.
La heroica virtud es una condición a la
que somos constantemente llamados
por el abuso de la tecnología.
La tecnología debe ser puesta en su lugar:
el de la vida única que está entre los otros
que comparten este planeta.
este planeta sobrevivirá sólo si todos
reconocen su misión en común.

La misión en común es el mutuo respeto.



Cohetes prendidos que tira por la ventana
mientras el exmarido se va en su automóvil

Le tomó 50 años calcular cómo
emprenderla hasta la carretera,
lograrlo y salir a las lomas y
a las montañas a lo largo de Eel;
eso lo tomó de su abuela
Hermana Madre
Madre Coraje mujeres
ella fue a la escuela con un mito vívido y rezó
para acomodar todos los grandes sucesos
que en la medianoche le acalambraban—
limpiando las mesas durante 50 años
llegó a tiempo de los ruidos cuando
se ponía el Sol y era el tiempo de 2
mujeres caminando entre manzanos otoñales
que platicaban acerca de la tanta quietud
la tanta quietud
del bosque Redwood y de
cómo a veces la quietud es el río congelado
su rapidez detenida entre rocas y carrizos
las furtivas madrigueras de las aves
que cantan bajo un frágil Sol de invierno,
quietud que canta quietud

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