miércoles, 4 de marzo de 2015

De tanto vigilarlo

De tanto vigilarlo, el cielo vacío, que iba cambiando de color al paso de la luz,perdió el aura familiar, consecuencia de nuestra certeza de haber estado siempre ahí, y se volvió extraño, y con él la tierra amarilla, todo lo que abarcaba el horizonte visible, incluidos nosotros mismos.


JUAN JOSÉ SAER. LAS NUBES.

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