Con él tampoco. Cuando estuvimos casados todo era inestable, ibamos y veníamos, nos separábamos, nos volvíamos a juntar. Ahora, hay días que tengo miedo de no poder, de que él se aburra o yo me harte o tengo miedo de la rutina y la vida de potus que tanto deseaba hasta hace 3 meses. Pienso que no vamos a poder o que es muy difícil. Después siento sus llaves en el portón y sonrío sola hasta que le tiro los brazos al cuello. Y él me trae higos a medio día y helado a la noche, como ayer, y creo que el amor siempre puede crecer y sorprendernos.
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