miércoles, 25 de febrero de 2015

Como el júbilo de amarte mientras las rosas abren su corazón de pájaros estuendosos

"Elefantes con anteojos" de Jotaele Andrade, colección El carterista de Bresson, Ediciones de la Eterna.


Elefantes jugando a las escondidas
a nosotros, aquellos niños
Los elefantes son expertos
en ocultarse,
causan la envidia de los niños
y del camaleón;
pueden esconderse detrás de las columnas
del alumbrado público;
cien de ellos no se detectarían
en los centímetros de un metro;
algunos no son vistos detrás de una nuez;
incluso pueden no ser encontrados
dentro de un automóvil.
Por eso les gusta jugar a las escondidas.
Pero si pasan algunos minutos comienzan a cuchichear,
a empujarse entre sí,
a perder el sentido del juego.
Aquí mismo hay siete elefantes escondidos que no se aguantan la risa.
(Tomo I)
__________________
Elefante comienza con jota
Un elefante no comienza por la cola,
ni termina en su trompa
ni viceversa.
No empieza en su sombra ni en su primera palabra.
Ni siquiera en su nacimiento.
Y aunque adelante sus anteojos
y su paso en las esquinas,
y se traslade sobre la fragilidad de las cosas
con un signo de pregunta o de asombro revoloteando
sobre su cabeza
o con un abecedario desconocido,
tampoco.
Elefante comienza con jota
como juguete
como jamás
como el júbilo de amarte mientras las rosas abren
su corazón de pájaros
estruendosos.
(Tomo II)
_______________
Tu presencia es el mundo
A veces se comportan de forma indecorosa;
corretean por las horas
y ladran
o mugen
y orinan en canteros
y portones.
O escriben signos impúdicos en las paredes,
haikus eróticos
o epítetos contra el orden y la moral.
En rigor se comportan como verdaderos vándalos
que arrasan los jardines,
las ciudades,
el planeta.
Bien saben que sólo tu presencia es el mundo.
(Tomo III)
*Elefantes con anteojos; El carterista de Bresson; Ediciones de La Eterna, 2015.

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