lunes, 12 de enero de 2015

Nos dijeron que había mucha menstruación

MÁQUINA DE LAVAR PRESENTA SU PRIMER LIBRO

Chicas que saben que lo suyo no es agenda sino ideología

Con un proyecto iniciado hace cinco años, este colectivo formado por seis escritoras que hilan textos en los que se abordan temáticas diversas planta bandera en la escena poética con su primer libro, bautizado La pija de Hegel.

Chicas que saben que lo suyo no es agenda sino ideología
Seis por seis - Presenciar una de sus lecturas es una experiencia estimulante: en vivo transmiten una energía única - Foto: hernán mombelli
Es inusual encontrar la obra de escritores que se agrupan en un bloque para construir una experiencia de escritura colectiva. Cuando esos experimentos se concretan el texto es alimentado, en general, por cuatro manos. Pero en el caso de Máquina de lavar la suma de voces alcanza a seis mujeres, de entre 20 y 40 años, para formar un coro que oscila entre la exposición de la vulnerabilidad y la belicosidad femenina. Eso es algo de lo que se puede leer en La pija de Hegel, un grupo de ideas diversas, y en avance, sobre lo femenino, el impulso de formar una familia, de ocupar un lugar en una estructura familiar, de acceder a una casa y demás. 
Entre los muchos slogans de energía que se pueden encontrar en el libro van algunos como ejemplo: "ahí extraña el box verbal con su ex", "si como comida que engorda la elijo bien/ estoy tipo coraza, empanada party", "tengo lo necesario para el que me pase por adelante, hombre o animal", "Cuando tengo plata entro en un ritmo adornado", "un hombre te dice sos mitad, algo exacto", y una serie de versos de calibre similar.
Máquina de lavar está formada por Marina Mariasch, Josefina Bianchi, Noelia Vera, Flor Monfort, Marina Gersberg y Majo Moiron, todas con obra propia y a la vez recitadoras de este proyecto. Presenciar una de sus lecturas es una experiencia estimulante: en vivo transmiten una energía que puede provocar risa, reflexión y cierta inquietud. 
"Leer en público consiste de por sí en un acto performático. Si bien la prioridad siempre es el texto, nos dimos cuenta de que el hecho de que hubiera seis mujeres en un escenario provocaba algo por lo menos diferente de cuando hay una sola persona leyendo con su libro o sus papeles. En una lectura nos dijeron que había mucha menstruación, cuando es un tema que se nombra elípticamente en uno o dos poemas. Fuimos haciéndonos cargo de esa incomodidad que se genera sin que tampoco se convierta en algo teatral. Trabajamos con Vivi Tellas, introdujimos algún elemento disruptivo en nuestras lecturas (un cuchillo, una soga, una manzana), pero no siempre. Lo más performático que hicimos fue en el evento Bellos Jueves en el MNBA. Ahí elegimos una sala que tiene una de las obras más importantes del Museo, La ninfa Sorprendida de Manet, y otras pinturas de mujeres. Las pensamos como modelo vivo, tratamos de hacerlas pasar de objeto a sujeto."
"Quizás lo que resulte provocativo es que no jerarquizamos los usos del lenguaje. Las palabras (Hegel, pija) pueden resultar provocativas en la mezcla. Ese formato resuena tanto en nuestros textos como en las voces que se escuchan en la calle o en los medios, ciertas formas, también propias de las tecnologías, son elecciones estéticas, apuestas a la forma. Hay lenguaje publicitario, emoticones, lírica y citas de textos formales al lado de neologismos o formaciones coloquiales. Quizá de ese trabajo es que se genera el efecto de provocación, pero en el fondo es sólo poesía, la poesía que nos interesa, inquieta, conmueve, provoca." 
Con el libro como materialización del proyecto, y las lecturas en distintos ciclos y eventos, la bandera de Máquina de lavar flamea en la escena poética actual. Una de las preguntas posibles sería sobre el futuro del grupo: "El futuro está en construcción. Nosotras seguimos pensando y escribiendo. Nuestras lecturas combinan lo teórico y lo literario en ambas medidas. Para el libro que estamos trabajando leímos otros manifiestos y textos feministas. Desde los más conocidos, como Vindicación de los derechos de la mujer, de Mary Wollstonecraft, que es de 1792, hasta el SCUM, casi gracioso, de Valerie Solanas, pasando por Butler, Paglia e Illouz. O el manifiesto de la mujer futurista de Valentine de Saint-Point, que aunque aboga por más virilidad, tiene partes muy desafiantes. Pensamos la escritura colectiva no como un fin en sí mismo, sino como dispositivo de producción que potencia ideas y poéticas." 
Al tratarse de un proyecto de yuxtaposición de voces (además de escribir los textos en conjunto la edición se hace, también, en conjunto) la cuestión de las influencias se multiplica y abarca no sólo a las experiencias literarias, sino a grupos con agendas de diversos alcances: "Si bien trabajamos juntas desde hace cinco años, estamos en pleno desarrollo. Aunque hay experiencias de escrituras a cuatro manos, como cuando Bioy y Silvina escribieron Los que aman odian, o los experimentos de las vanguardias, no pensamos en esos modelos en el momento en que surgió Máquina. Fue espontáneo, como una locomotora que se pone en marcha. Después sí, empezamos a pensarnos reflejadas en otros grupos, no necesariamente de escritura, sino de militancia o de arte. Por ejemplo los grupos de concienciación de los '70 como Safo, en el que podían convivir una persona de clase alta como María Luisa Bemberg con Sara Torres, amiga de Néstor Perlongher, y que integraban el FLH (Frente de Liberación Homosexual), primera agrupación nacional en la lucha por los derechos de la diversidad sexual." 
"También están en nuestro horizonte las Bay Biscuits, un grupo del under de los '80 argentino, que pensaban lo sexy desde un traje de empanada, o las Breederes, que hacen versiones deformes y son gemelas. Otro referente teórico es el grupo Acéphale, fundado por Bataille, Klossowsky y Masson, y cuyas publicaciones respondían a la idea de una discusión con la época a través de una aventura acéfala a partir de la escritura, 'un profundo deseo de cohesión que se eleva sobre las oposiciones, los aislamientos, las rivalidades de la vida diaria', esa es la definición que dan de un grupo humano que se representa a sí mismo. Y nos cuadra bien."
Con claves de humor, planteos sobre el consumismo, los vínculos, sumados a versos en los que se alude a la temática de género (se manifiesta tanto en textos como en '¿Qué es un varón?', en los que se le hace una auditoría a cierta clase de hombre, como en otros versos del libro "ya nadie se acuerda de Marita"), desde diferentes perspectivas, en el avance de la lectura puede surgir la idea de un frente de escritura que tiene, también, una agenda política: "Muchos de los planteos de décadas pasadas siguen teniendo actualidad. Incluso cuando por momentos el feminismo parece tener mala prensa, como si no persistieran desigualdades en la vida cotidiana misma. Ejemplos como que se adjetive con 'muy minita', 'conchuda' o 'malcogida' y demás significantes aplicables sólo al género femenino, son un índice de que algo sigue igual a pesar de los logros conseguidos. Los estereotipos de cualquier clase son una condena, son roles estancos. Este sistema se sostiene porque hay una base de consenso cultural, del que formamos parte también las propias mujeres, el segregacionismo entre mujeres, los mandatos de la sociedad machista reproduciéndose en el seno del propio género. ¿Por qué no vamos a leer a Katherine Mansfield, por nombrar cualquier autor, desde una perspectiva de género, si eso atraviesa nuestra subjetividad? Lo nuestro no es una agenda sino una ideología." «


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