viernes, 9 de enero de 2015
Cenar en lo de sus viejos
Ayer llegaba de Brasil la novia de mi suegro. A la tarde vino mi cuñada a mi casa, a la noche mi señor me vino a buscar para ir a cenar a la suya. ¡Soy una señora reconocida!!!!! Algunos dijeron "Estoy tan contenta de...", otros "Se viene sobrinita nueva", otros "Agarralo fuerte a ese hombre" o "Ya le estuve hablando". Yo sentía a todas las que fui desde cuando, a los 17 años, iba a esa misma casa a abrazar a mi suegra que me destrenzaba el pelo, o a verlo a él clavar pieles en el taller o a sus hermanitos que me hacían jugar a la generala o al Quién es quién, hasta las Paulas distantes, las humilladas, las rechazadas, los melancólicas que extrañaban y las que odiaban desde lejos, las sentía a todas juntarse armoniosamente para ayudar a poner la mesa, ser perdonadas y perdonar y comer cebolla dulce y zukinis a las patrilla (también me calvé medio chori y un huesito de asado)
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