miércoles, 31 de diciembre de 2014

El azul se reconcilia con el rojo

Eduardo Chirinos (Perú)



CÍRCULOS CERRADOS



Con los años uno espera que los círculos se cierren.
Una noche sin dormir puede ser la clave,
un simple descuido y todo empieza a encajar: el azul
se reconcilia con el rojo, el rencor infantil con el amor correspondido,
el antiguo desdén con la más loca pasión.
Los círculos sonríen y giran como aspas sin esperar respuesta.
Pero la pasión reclama su veneno, el rojo hace lo suyo
y el rencor infantil asoma su crudeza, justo
cuando nos alegrábamos de llegar a viejos.
Ah, los círculos cerrados. Ellos se dibujan en la frente,
se hunden en la carne y brillan como el aura de los santos
en las viejas pinturas. A menudo veo círculos cerrados.
Me inquieta su vana geometría, su terca y vacilante redondez.
de nada sirve abrir los ojos, afilar las puntas. Ellos
actúan por su cuenta, les somos tan indiferentes. Todos
esperamos que los círculos se cierren. Ellos nos ahogan
cada noche. Y al día siguiente nos rescatan.

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