jueves, 13 de noviembre de 2014

Una mujer para decirte, Paula, (si te llamaras Paula)

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BATANIA




Sé muy bien que mi historia
es la historia del niño que miraba tanto al cielo
que al final se le puso cara de nube,
y que la mujer que me ame
deberá martillar mil veces en el vacío
para acertar una sola vez en mi clavo,
pero dejadme pedir este mi quiero,
perdón por la tontería,
una mujer es mi requiero, mujer con grapa o tridente
o blanco mogadiscio.
Una mujer con faros antiniebla. Quiero.
Una mujer que me sonría cuando descubra vacío el cofre
de mi tesoro.
Una mujer soleada y sin airbag para besarla transparente
en los extrarradios.
Una mujer con el alma impura y la piel impura y la cabeza
llena de calcetines sucios.
Una mujer para decirte, Sofía (si te llamaras Sofía),
"solo soy una nuez, pero si te atreves a partir esta nuez
hallarás dentro galeones y grúas y muchos elefantes".
Juntos crearemos una nueva versión de lluvia.
Patentaremos las pilas eternas para los Amores
Descomunales.
Tendremos un hijo lunático y ajedrecista que fabricará bolas
de palabras y destruirá el Bank of America.
Seremos como tenistas comiendo melón en el cine,
y la gente nos señalará indignada:
“Mirad a esos, no hay derecho, ¡se están amando
en pleno miércoles!”.
Perdón por la tontería,
pero no quiero mujeres que me nieguen el chocolate
de estrellas,
o mujeres que minen el suelo con bolas de cicuta
para que los koalas alegres de Lucifer
no puedan revolcarse.
No quiero mujeres que respeten la apertura de sonrisa
fijada por el gobierno,
o mujeres con paraguas que parezcan paraguas
que llevan mujeres.
Una mujer con pulgones. Quiero.
Una mujer con erratas de luna para amarla en picado a pesar
de sus virtudes.
Una mujer para plancharle las mejillas sobre latas de cerveza
y llenárselas de colas de lagarto.
Una mujer cuyas pisadas no dejen huellas en la nieve,
solo en los tétanos de mi corazón silvestre.
Una mujer para decirte, Paula, (si te llamaras Paula),
"los fracasos que conoces son meras uñas de ratones:
los que yo te enseñaré serán leones enteros".
Juntos robaremos a mano desarmada una violeta salvaje
y la llevaremos en la boca con la divisa
AMARNOS SIN DEBERNOS.
Criaremos caballos musicales cuyo galope sincronizado
será el nuevo rock de Occidente.
Escribiremos del viento la primera traducción Viento-Español y Español-Viento.
Cocinaremos una nueva receta de beso con más de veinte
ingredientes distintos, y la gente dirá:
“¿Una receta mágica de beso? ¿Pero qué
sentido…?”.
Perdón por la tontería,
pero no quiero mujeres tan rectas que pongan comida
matadelfines en los desagües,
o tan serias que necesite comprarme una pértiga para saltar
la valla de sus cejas.
No quiero mujeres que no coman aceitunas por si el cáncer
de mama,
o no vean baloncesto por si la prórroga, o no beban cerveza
por si el embarazo.
Una mujer con algo de anaconda. Quiero.
Una mujer como un descampado para manosearla sobre
paisajes de Chagall tigreados.
Una mujer que no sea túnel sino puente, que no sea cebolla
sino naranja, que no sea triste y versitriste
sino alegrista y en parapente.
Una mujer tan kilimanjara que necesite dos sherpas y un
vaso de whisky para llegar del bajo de su carne
a la cima con puma de su alma.
Una mujer para decirte, Raquel (si te llamaras Raquel),
"si escribo versos es porque no sé escribir aviones:
mis poemas son mi pequeña forma de acariciarte".
Solo he vivido en dos lugares de este mundo
y fue en las bocas de las dos mujeres que amé.
A las dos quise por su exceso de cilindrada
y las dos me quisieron por mi falta de simetría.
Una mujer. Quiero.
Color de viento. Quiero.
Que suene a limones.
En las sábanas del futuro.
(Perdón por la tontería).




BATANIA / NEORRABIOSO, Una mujer kilimanjara, La poesía ha vuelto y yo no tengo la culpa, Madrid, 2014, pág. 227-230

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