sábado, 15 de noviembre de 2014

Felix, el agua tibia y la revolución

Dice en feis Felix Bruzzone
27 min · 
Estoy en la casa de las pastillas triple x. Hoy Dulcinea no está. O duerme. Su mamá, mi clienta, poda una planta. Marido de clienta arregla una lámpara. Pido algo fresco. Marido trae vaso de quilmes con agua tibia. Acabo de poner el bidón no se si está bien fría, dice. Pruebo y es casi un caldo. ¿Pusiste el bidón en el horno? No importa, es líquido, digo. Espero que el tipo note el pasaje de "algo fresco" a "líquido" y se haga algunas preguntas socio económico políticas que estarían implícitas en eso y en todo el contexto, tome conciencia de la realidad compleja y de opresión en la que vivimos y salga a hacer la revolución. Yo te sigo, arreglador de lámparas amateur. Si no todo bien. Es así. Así que mientras cos pensás o no en la revolución yo me bajo el vaso de una, sin pensar en la sed porque ya pensé mucho en ella antes y ahora es el momento de la acción. El gusto del agua es raro. Gusto a cebolla. Qué onda, ¿me están envenenando?, ¿metiste la pastilla de cianuro en el vaso?, ¿no era mejor reservarla para algún momento culminante? No pensar. Beber. Termino y huelo el vaso. El olor a cebolla es tuyo, vaso de quilmes. ¿También hay que dudar de las fábricas de cerveza? Esto es el colmo. O capaz que no era agua, y era sopa. Bueno, ojalá. Son doce y pico, ¿no? Con mi sopita en la panza ya almorcé. Puedo seguir. Falta bastante.

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