sábado, 14 de junio de 2014

Entramos en una época muy fría, pajera

Por Marie Gouiric




Entramos en una época muy fría,
pajera.
Fram lo viene mariconeando desde hace rato:
Que ahora vamos a tener que invernar
y abandonar la luz de la noche,
que nos queda mucho más linda a todos,
y la cerveza en el parque, que tiene otro sabor.
Mientras él lo dice intentamos los amigos,
tetrificados en su cama de dos plazas,
misma medida que su corazón,
levantarle esa fe bajonera.
El techo a media sombra se vuelve
un lugar cómodo para dejar los ojos,
seguir la silueta de algún auto que con sus faroles mancha la pintura
del monoambiente recién pintado.
Un hecho que aún perfuma
todo el edificio.
Sabemos que Fram tiene razón.
Que está cierto.
Con el calor es mucho mas fácil estar caliente.
Y estar caliente lo es todo.
Pero, buenos amigos somos,
no queremos que se deje.
Le decimos con alegría:
-No Fram, nada que ver.
cualquier luz nos queda mejor-.
Y para comprobarle, nos encendemos la cara
con la pequeña brasa que gira con las agujas del reloj.
Una hipótesis puesta a prueba con un procedimiento simple:
Respiramos y enciende.
Exhalamos y afloja.
Y nos mantenemos hermosos bajo esa verdad.
Después numeramos:
Están las de la mañana en el vapor de la cocina.
Las de las 6:45 de la tarde, medio acuarelas naranjonas, amarillentas
corte estufa casi en piloto, medio apagadita.
Las que se insinúan detrás de los vidrios empañados.
Las de los semáforos enfrentados al 105, por Rivadavia a la altura de Gascón.
Hay bondis que tienen unas violetas, negras les dicen,
que animan el adentro. El blanco muda a la fosforescencia,
que es una luz y no un color.
Los celulares, los grandes, dan un reflejo sobre la jeta
que no gana pero también juega.
Mientras bajo suelo los trabajadores recorren todo lo que hay
derechito por Corrientes
entre Juan Manuel de Rosas y Carlos Pellegrini;
bajan, caminan hasta la C y llegan a San telmo, pasa algo importante:
amanece.
Por eso cuando salen de la boca del túnel
ya es débil el brillo eléctrico de la ciudad
y aún poco suficiente la presencia del sol.
Esa es Fram, otra luz.
Me recuesto y en el techo puedo dibujar
un diagrama de venn que ordene las posibilidades.
Siempre la matemática fue muy útil para comprender mejor.
Por ejemplo:
De un lado los hijos de uno. Del otro los hijos del otro.
En el medio los hijos entre los dos.
De un lado los chicos que me agarré yo.
Del otro los que te agarraste vos.
En el medio van los que nos comimos los dos.
O entre los dos?
O sólo nosotros dos?
O los que no nos dieron bola?
Me pegó confuso.
Qué lindo cuando la matemática se hace preguntas.
La llama del horno, con la puerta abierta
para que caliente la casa,
es también Fram
una iluminación inolvidable.
Qué manera de mentirte,
de chamuyarte luces
para que estés como sos: contento.
Hoy Fram es una tarde de sol, pero igual hace frío.
Te merecés sinceridad. Que demos el brazo a torcer.
Tenés razón amigo. Yo también prefiero los poemas al aire libre.




Tomado de su muro de facebook.

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