jueves, 8 de mayo de 2014

Milagro cuando llego a casa

A la vuelta de mi emocionante encuentro con los saraus brasileños en Puán, le cuento a Magda qué poema leí y le doy la antología sin haber yo leído nada más. Ella, que decía odiar la poesía y "no entenderla", me dice al otro día que "éste está bueno":

EL MILAGRO DE LA POESÍA


De Sérgio Vaz


Soy poeta
y como poeta puedo ser ingeniero,
y como ingeniero
puedo construir puentes con versos
para que las personas puedan pasar sobre los ríos
o solo servir de refugio para los indigentes.

Soy peta
y como poeta puedo ser médico,
y como médico
puedo trasplantar corazones
para que las amen nuevamente
o simplemente recetar poemas
para las tristezas con alergias
o las alegrías sin satisfacción.

Soy poeta
y como poeta puedo ser obrero,
y como obrero
puedo despertarme antes del sol y dar cuerda al día,
y cuando llega la noche, serena y calma,
descansar la herramienta del cuerpo
en el consuelo de la familia
autopartes de mi alma.

Soy poeta
y como poeta puedo ser asesino
y como asesino puedo apuñalar tiranos,
con el filo de mis palabras
y disparar versos de grueso calibre
en la cabeza de la multitud
sin preocuparme del cura, juez o prisión.

Soy poeta
y como poeta puedo ser Jesús,
y como Jesús
puedo descrucificarme
y sin los clavos en las manos y los fanáticos a los pies
andar libremente sobre tierra y mar
recitando poesía en lugar de un sermón.

Donde no haya milagros,
mostrar el pan.
Donde falte la palabra,
repartir la acción.



(en Coleccionador de Piedras)

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