Y si escribir literatura, como dice Gilles Deleuze, es inventar una lengua extranjera dentro de la lengua; y si la tarea de las mujeres ha sido subvertir por la poesía la convención masculina, ¿quién nos lo reveló mejor que Sara Gallardo, con ese Eisejuaz mataco santo o loco que es su alter ego -ese personaje insólito capaz de sugerir, en un lenguaje nuevo, todo aquello que la cultura argentina no había podido nombrar nunca?
Leopoldo Brizuela
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