domingo, 2 de marzo de 2014

Está llena de resentimiento y oscuridad

Dice Elsa Drucaroff en feis:


¿Juventud, vejez...? Hay gente que ya vivió su vida irreversiblemente, ya la arruinó, y está llena de resentimiento y oscuridad. Esa gente no es joven. Cuando la detecto, huyo. No quiero su melancolía ni su frustración, sus quejas me aburren. Para evitar esos diálogos que no son tales, que son puro rimpianti (ah qué perfecta palabra italiana), me acerco siempre a gente joven. Ser joven es decidir, es todavía estar a tiempo. Por los jóvenes tiene sentido comprometerse, apostar. Con los jóvenes tiene sentido solidarizarse. Pero a veces se pierde la apuesta. A veces pierdo. Perder envejece. El valor es la primera de las virtudes porque garantiza todas las demás, dijo ese reaccionario aristócrata y cojonudo eternamente joven que fue Churchill. Sin valor, no hay juventud que valga, no hay inteligencia ni sensibilidad ni virtud que sirvan para algo. Y lo que sigue no lo dijo él, lo digo yo: el dolor más agudo, lo realmente trágico en tanto no da remedio ni salida ni tregua, es ver sufrir a nuestro lado a alguien que amamos y sabemos que sufre porque sí, improductivamente, y se hunde y se entierra y envejece y lo vemos y no podemos hacer nada.

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