"Voy a cumplir treinta años. Nadie me los daría. Este aire de inacabada juventud está hecho de la torpeza para moverse de los veinte, entre nerviosa y brusca, y de la timidez que no he logrado superar con tanto viaje. Aún me alarma entrar a una habitación llena de gente, decir la primera palabra, y bajo mi aparente mansedumbre hay un potrillo arisco siempre dispuesto a cortar el freno y desbocarse."
Vlady Kociancich, El templo de las mujeres.
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