Yo ya iba para emocionarme, para pensar en la inmortalidad de la música, de las historias, de las envidias, de los logros, para sufrir con la finitud del cuerpo y el dolor de lo corta de la vida y lo mezquino de las relaciones. Así que hubo de eso, mucho, y más. La historia del genio y el envidioso es la misma que vimos en la peli pero Oscar Martinez es mucho más genial y De la Serna es menos querible (mis chicas no opinan lo mismo) que el de la peli pero está muy bien.
La escenografía y los desplazamientos en el escenario y del escenario son geniales: el piano omnipresente en el medio y en el recorte del techo, el piano como tumba en el medio y todo el escenario como tumba al bajar el techo. Me encantó.
Magda dice que estuvo buena pero no es el tipo de teatro que le gusta, se perdía con los monólogos de Salieri, no tenía ni idea de la historia así que medio quedó colgada. Su amiga, Lucía, que había la peli estaba más en tema. A ambas les gustó De la Serna y la espectacularidad de trajes y escenarios.
El final con la invocación a los mediocres del mundo fue muy potente (Yo que Martinez hubiera dejado que el público disfrutáramos un poco más de ese silencio impactante que viene después del último parlamente, la salida a saludar te "alivia" la angustia pero también te baja de ese punto sublime).
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