domingo, 10 de noviembre de 2013

Es mi verdad la que cuento, la que me da mi memoria, la que elabora mi escritura…

Discusiones
A continuación, exponemos una recopilación de algunas definiciones sobre la autoficción ofrecidas por diversos expertos en el tema. Aunque ninguna parece todavía adecuada para dar cuenta de las características de esta caprichosa forma de escritura, ofrecen acercamientos interesantes.

Philippe Lejeune
Le héros d’un roman déclaré tel, peut-il avoir le même nom que l’auteur? Rien n’empêcherait la chose d’exister, et c’est peut-être une contradiction interne dont on purrait tirer des effets intéressants. Mais dans la pratique, aucun exemple ne se présente à l’esprit d’une telle recherche…
(Le pacte autobiographique, Seuil, 1975, p. 31.)

El héroe de una novela declarada así, ¿puede tener el mismo nombre que el autor? Nada impediría que la cosa existiera, y es tal vez una contradicción interne de la que se podrían extraer efectos interesantes. Pero en la práctica, ningún ejemplo viene se ajusta a esta búsqueda…

L’avertissement de Doubrovsky rejoint les précautions oratoires de tant d’autobiographes: c’est ma verité que je dis, celle que me livre ma mémoire, celle qu’elabore mon écriture (…) Pour que le lecteur envisage une narration apparemment autobiographique comme une fiction, comme une “autofiction” il faut qu’il perçoive l’histoire comme impossible, ou comme incompatible avec une information qu’il possède déjà. Quand Dominique Rolin raconte, dans Le Gâteau des morts, roman (Denöel, 1982), l’agonie et la mort de Dominique Rolin, au mois d’août 2000, en nous livrant son monologue intérieur, nous lisons effectivement l’histoire comme jeu et comme hypothèse. Il en est de même quand nous lisons le cinquième volume de la série “autobiographique” de Cavanna, Maria (Belfond, 1985) qui peint des épisodes de la vie de Cavanna en 1989 ou 1990.
(Moi aussi, Seuil, 1986, pp. 64,65.)

La advertencia de Doubrovsky reune las precauciones oratorias de tantas autobiografías: es mi verdad la que cuento, la que me da mi memoria, la que elabora mi escritura… Para que el lector encare una narración aparentemente autobiográfica como una ficción, como una «autoficción» hace falta que perciva la historia como imposible, o como incompatible con la información que ya posee. Cuando Dominique Rolin cuenta, en Le Gâteau des morts, novela (Denöel, 1982), la agonía y la muerte de Dominique Rolin, en el mes de agosto de 2000, dejándonos su monólogo interior, leemos efectivamente la historia como un juego y como una hipótesis. Igual sucede cuando leemos el quinto volumen de la serie «autobiográfica» de Cavana, Maria (Belfond, 1985), que pinta episodios de la vida de Cavanna en 1989 o 1990.

Vincent Colonna
[…] une première définition: une autofiction est une oeuvre littéraire par laquelle un écrivain s’invente une personnalité et une existence, tout en conservant son identité réelle (son véritable nom). Bien qu’intuitive, celle-ci permet de dessiner les contours d’une vaste classe, d’une riche ensemble de textes: une contrée littéraire semble émerger des limbes de la lecture. C’est aussi un nouveau visage et une nouvelle cohérence que paraissent acquérir certaines oeuvres: toute une théorie d’écrivains réputés “mythomanes”, de Restif à Grombowicz, dont les fabulations prennent soudain une valeur littéraire (…) Que peuvent avoir en commun La Divine Comédie et la trilogie allemande de Céline, Moravagine et la Recherche, Siegfried et le Limousin et Cosmos, le Quichotte et Aziyadé? Ils présentent pourtant la propriété commune d’être fictifs et d’enrôler leur auteur dans le monde imaginaire qui leur est propre.
(L’autofiction, esssai sur la fictionnalisation de soi en littérature, Mémoire de doctorat, EHESS, 1989, I, p. 34.)

Una primera definición: una autoficción es una obra literaria por la cual un escritor se inventa una personalidad y una existencia, conservando su identidad real (su verdadero nombre). Aunque intuitiva, esta permite dibujar los contornos de una vasta clase, de un rico conjunto de textos: un paraje literario parece emerger de los limbos de la lectura. Es también un nuevo rostro y una nueva coherencia la que parecen adquirir ciertas obras: tota una teroría de escritores reputados como “mitómanos”, de Restif a Grombowicz, cuyas fabulaciones toman de repente un valor literario (…) ¿Qué pueden tener en común la Divina Comedia y la trilogía alemana de Céline Moravagine y la Búsqueda, Siegfried et le Limousin y Cosmos, Don Quijote y la Aziyadé? Presentan sin embargo la propiedad común de ser ficticios y de enrolar a sus autores en el mundo imaginario que les es propio.

Jacques Lecarme
[…] l´autofiction est d´abord un dispositif très simple: soit un récit dont auteur, narrateur et protagoniste partagent la même identité nominale et dont l´intitulé générique indique qu´il s´agit d´un roman.
(“L’autofiction: un mauvais genre?”, Autofictions et Cie. Cahiers RITM, Université de Paris X, n.º 6 (1993), pp. 227-249, p. 227.)

La autoficción es de primeras un dispositivo muy simple: un relato cuyo autor, narrador y protagonista comparten la misma identidad nominal y cuyo subtítulo genérico indica que se trata de una novela.

Marie Darrieussecq
Si, à la lecture, on ne peut faire la part des choses entre l’engagement illocutoire «serieux» d’une autobiographie et le «désengagement», ou engagement feint, d’un roman à la première personne, l’autofiction, ambiguë à plus d’un titre, pose d’une façon tout à fait nouvelle le problème de l’«engagement» vu sous l’angle de la parole: se présentant à la fois comme roman à la première personne et comme autobiographie, l’autofiction ne permet pas au lecteur de disposer des clés pour différencier l’énoncé de realité et l’énoncé de fiction. […]
Dans tous les cas, il ne s’agit pas là d’un «truc» littéraire mais bien, avec combien de dignité, de la création d’un sens que seule la forme autofictive pouvait produire.
(“L’Autofiction, un genre pas sérieux”, Poétique, 107 (septiembre 1996), pp. 369-380.)

Si, en la lectura, no se puede hacer distinciones entre el compromiso ilocutorio “serio” de una autobiografía y la “falta de compromiso”, o el compromiso fingido, de una novela en primera persona, la autoficción, ambigua en más de un sentido, plantea de forma completamente nueva el problema del “compromiso” visto desde el ángulo de la palabra: presentándose a la vez como una novela en primera persona y como una autobiografía, la autoficción no permite al lector disponer de las claves para diferenciar el enunciado de realidad del enunciado de ficción. (…)

En todo caso, no se trata de un “truco” literario sino más bien, con cuánta dignidad, de la creación de un sentido que sólo la forma autoficticia podía producir.

Jenny Laurent
Le mot [autofiction] est donc très répandu. Que signifie-t-il exactement? On peut d’abord remarquer que c’est ce qu’on appelle un mot-valise, suggérant une synthèse de l’autobiographie et de la fiction. Mais la nature exacte de cette synthèse est sujette à des interprétations très diverses.
Dans tous les cas, l’autofiction apparaît comme un détournement fictif de l’autobiographie. Mais selon un premier type de définition, stylistique, la métamorphose de l’autobiographie en autofiction tient à certains effets découlant du type de langage employé. Selon un second type de définition, référentielle, l’autobiographie se transforme en autofiction en fonction de son contenu, et du rapport de ce contenu à la réalité.
(“L’autofiction, Méthodes et problèmes”, Genève: Dpt de français moderne, 2003, http://www.unige.ch/lettres/framo/enseignements/methodes/autofiction)

La palabra [autoficción] está pues muy extendida. ¿Qué significa exactamente? Se puede, primero, remarcar que eso que llamamos una palabra-cajón que sugiere una síntesis de autobiografía y de ficción. Pero la naturaleza exacta de esta síntesis está sujeta a interpretaciones muy diversas.

En todos los casos, la autoficción aparece como un giro ficticio de la autobiografía. Mero según un primer tipo de definición, estilística, la metamorfosis de la autobiografía en autoficción tiende a ciertos efectos que se derivan del tipo de lenguaje empleado. Según un segundo tipo de definición, referencial, la autobiogrfía se transforma en autoficción en función de su contenido, y de la relación de ese contenido con la realidad.

Manuel Alberca
¿En qué medida la autoficción entra en colisión y competencia con los géneros autobiográficos? Dicho sea a manera de dilema: a) ¿se trata de una forma narrativa avanzada de hablar de sí mismo fuera de las constricciones del género canónico de las autobiografías y de las memorias convencionales? Es decir, una manera de hablar del yo y desde el yo sin énfasis, en consonancia con lo que ya había enunciado algún tiempo antes Roland Barthes: “¿Por qué no hablaría yo de mí mismo, cuando ese mí mismo no es sí mismo?”. O por el contrario: b) ¿se trata de escapar, una vez más, al compromiso y al control del lector, de refugiarse en la ficción, por definición incomprobable, como un desconfiado sabueso autobiográfico podría barruntar? La primera pregunta plantea las posibilidades de renovación del discurso autobiográfico. La segunda sugiere que quizá la autoficción podría ser un nuevo refugio para el sempiterno pudor hispánico.
En lo que a mí respecta, las respuestas deberán esperar.
(“El pacto ambiguo”, Boletín de la Unidad de Estudios Biográficos, (1996), pp. 16,17)


Tomado de http://autoficcion.es/?page_id=24

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