viernes, 1 de marzo de 2013

Qué feo es ser docente

Es feo cuando se trata de armar una institución cuadradita, que reprime todo entusiamo y toda diferencia, que te obliga a ir en fila, que te convence de que tus alas sobran. Es feo cuando se suman mezquindades y nos rodeamos de pequeñas revanchas, de estúpidos triunfos sobre la alegría del otro.
Es feo cuando una mamá viene a preguntar para qué tomamos la tercer materia (le damos la oportunidad de rendir de nuevo) si no lo vamos a aprobar. Es feo cuando no tenemos libertad para hacer valer nuestro criterio y se nos dice que los lineamientos esto y las disposiciones aquello y metete en el traste todo lo que se salga de allí.
Es feo cuando nadie quiere arriesgarse a nada y nos sorprendemos repitiendo lo que ya no funcionaba hace 20 años y ni siquiera nos revelamos ante eso sino que le echamos la culpa a los pibes que pagan los platos rotos por haber nacido en un mundo donde tus manías de nena vieja han perdido todo sentido.
Por suerte, la semana que viene empiezan de verdad las clases y nos dejamos de pelotudear.

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