Hoy es 24 de marzo, fecha controversial, recordatorio sobre el que hay mucho que decir. Algunos me toman por frívola, por falta de compromiso, hasta por desamorada y cobarde, cuando no manifiesto mi empatía, mi postura, mi solidaridad muy abiertamente. Es que me pasa lo mismo que en los velorios: me pongo infantil, me asusto, me acurruco, no puedo con ciertos dolores que me exceden, no me creo capaz de estar a la altura, me lleno de angustia y mi mayor muestra de respeto es el silencio, la firmeza en mi lugar pequeño, la distancia que implica reconocer que hay cosas que nunca voy a poder entender y de las cuales, por eso mismo, casi no hablo.
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