- Pero no seas así, sos demasiado sensible...
- Qué se le va a hacer, soy así, muy sentimental.
- Demasiado. Eso es cosa...
- ¿Por qué te callás?
- Nada.
-Decilo, yo sé lo que ibas a decir, Valentín.
- No seas sonso.
- Decilo, que soy como una mujer ibas a decir.
- Sí.
- Y qué tiene de malo ser blando como una mujer? ¿Por qué un hombre o lo que sea, un perro, o un puto, no puede ser sensible si se le antoja?
Manuel PUIG
De El beso de la mujer araña
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