lunes, 26 de noviembre de 2012

Joan Didion: Los que sueñan el sueño dorado

14 octubre 2012
HISTORIA DE LA ANSIEDAD

Por Javier Calvo

Publiqué ayer en ABC este breve artículo sobre Los que sueñan el sueño dorado de Joan Didion. Aunque no hace justicia al libro, es mi breve aportación a la promoción de este libro fabuloso que he tenido la suerte de traducir.



La historia del “redescubrimiento” de Joan Didion por parte del público es bien conocida: en 2005 obtuvo el National Book Award por su libro El año del pensamiento mágico (publicado aquí por Global Rhythm Press), una escalofriante crónica de la muerte de su marido y colaborador durante cuatro décadas, escrita con un estilo alucinado, parco y caótico al mismo tiempo, obsesivo y aterradoramente gélido. Una obra a años luz del tipo de memorias que suelen figurar en las listas de los más vendidos. El éxito de este libro, escrito en su habitual amalgama de autobiografía neurótica con Nuevo Periodismo expresionista (por llamarlo de alguna manera), propició algo mucho más importante: el hecho de que toda su obra anterior de no ficción se reeditara en un solo volumen, We Tell Ourselves Stories In Order To Live (2006), del que ahora Mondadori publica en España una extensa y ambiciosa selección con el título Los que sueñan el sueño dorado.
Increíblemente oscura y extraña hasta el punto de desorientar, Didion se desmarca en mi opinión de otros cronistas de la desintegración de la sociedad americana por su manejo casi alquímico del malestar, su estilo provocativamente caótico y su desafío de las convenciones de un género –el Nuevo Periodismo– anti-convencional por definición. El fantasma del trastorno mental nunca abandona unas páginas que hurgan en el trastorno social y político, de forma a veces malvada y a veces simplemente aturdida, hasta que ambos trastornos terminan por identificarse. El humanismo deja paso a la ansiedad. Las piezas centrales de esta colosal antología –“Arrastrarse hacia Belén”, “El álbum blanco” o “Viajes sentimentales”– perduran en la mente como fantasmas. Más allá de su condición innegable de retablo terrible de una época, la que va de finales de los 60 a los oscuros 80, Los que sueñan el sueño dorado es una ventana a un corpus literario colosal, comparable en estatura y en tonalidades con las obras de John Cheever, Hunter S. Thompson, Joyce Carol Oates o Jerome Charyn.


Publicado por Javier Calvo en 03:18

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