sábado, 16 de junio de 2012
Después del aire
Ya se estrenó Después del aire, escrita por Andrés Binetti y Mariano Saba. La pieza integra la segunda parte de la Trilogía Argentina Amateur, que se completa con La patria fría (en cartel en este momento) y Al servicio de la comunidad.
Cada una de las obras cuenta una historia en la que se refleja la tensión existente entre los grupos artísticos y el particular momento político por el que transitan. Después del aire gira en torno al universo radial de los años ’30 y a la decadencia del género gauchesco frente al auge del melodrama. Este período coincide con el inicio de la década infame argentina, que irrumpe con el golpe militar al presidente Hipólito Yrigoyen. Los fantasmas del radicalismo y del autoritarismo se filtran entre los discursos radiales de los actores y locutores.
Teatro / 2012
DESPUÉS DEL AIRE
La obra de Andrés Binetti y Mariano Saba, es la segunda pieza de la Trilogía Argentina Amateur, que comenzó el año pasado con el estreno de La Patria Fría (grotesco ambulante). En cada una de las piezas teatrales, los autores indagan sobre momentos claves de la historia argentina.
El tríptico - se completará con el estreno de Al servicio de la comunidad-, retrata el eterno enfrentamiento entre los grupos artísticos amateur y la conflictividad política de sus respectivas épocas.
Después del aire gira en torno al universo radial de los años ’30 y a la decadencia del género gauchesco frente al auge del melodrama. Este período coincide con el inicio de la década infame argentina, que irrumpe con el golpe militar al presidente Hipólito Yrigoyen.
Los fantasmas del radicalismo y del autoritarismo se filtran entre los discursos radiales de los actores y locutores.
La obra focaliza la tensión entre la idea de progreso –esgrimido por un nacionalismo autoritario – y la defensa de lo autóctono y la tradición democrática.
Funciones: viernes a las 21 hs.
Teatro del Pueblo: Av. Roque Sáenz Peña 943
Reservas al: 4326- 3606
Duración: 55 minutos
Entrada: $60. Descuento: Estudiantes y jubilados: $35
Sobre Después del aire
Corren los años treinta. Buenos Aires padece tempranamente los albores de una década lacerante para los valores democráticos. El autoritarismo de las élites gobernantes se disfraza de nacionalismo aunque, de todos modos, los paseos por Europa y los tratos económicos viles con potencias foráneas desmientan su naturaleza supuestamente patriota. La pobreza inunda las calles, pero todo se empapa del perfume de lo banal: las nuevas modas, la nueva música, definen a su vez un nuevo tipo de hambre. Las utopías resisten los bastonazos al compás del fox-trot que inunda los salones en donde se apiñan las muchachas para escuchar al galán de turno. El romance melodramático, la aventura desbordada es el nuevo invento de la modernidad y llega a través de su mejor difusor: la radio. La radio está en su apogeo y en torno a ella crecen en la capital porteña los grupos de artistas trashumantes que recorren el país llevando los éxitos probados antes por el eco de los transistores.
Sin embargo, esta es la historia de una compañía en franca decadencia. Robledo, inmerso en el fervor nacionalista del drama gauchesco, ya desplazado por la novela sentimental, insiste en emitir el único guión que ha conseguido, y que pareciera una franca parodia del género. Inhiesta, militante de un radicalismo golpeado, pugna por volcarse a la literatura rusa mientras se debate entre la miseria de la compañía y el dolor de la época. Olinda, la diva disfónica de la troupe prepara su escape junto a Teresa, la otra actriz, hacia el bando de la competencia. Todo se torna simulacro: una opa que canta por la diva maltrecha, una troupe que conspira contra el cabeza de grupo, el encargado de la radio acosando ostensiblemente a la estrella, y un radioteatro supuestamente folklórico dentro de un teatro que narra el peor de los folklores políticos. El conflicto, entonces, gira en torno al escape y a la traición. El voltaje se acentúa cuando choca contra los accidentes del amateurismo artístico local: los problemas técnicos, las intrigas criollas, la cocó, los bofetones.
Por todo esto puede decirse que Después del aire se enfoca en el debate entre el concepto de progreso -esgrimido por un autoritario nacionalismo excluyente de lo autóctono- que termina por enfrentarse con la vapuleada tradición democrática, para la cual la cultura siempre será algo inentendible si se la aísla del pueblo.
Ficha Artístico Técnica
Elenco: Julieta Alfonso, Ignacio Bartolone, Malala González, Teresa Murias, Roberto Romano y Pablo Sciolini
Diseño y realización de escenografía: Andrés Binetti y Pablo Sciolini
Diseño de iluminación: Andrés Binetti
Diseño de sonido: Guillermina Etkin
Música original de Mentíme y Cautiva: Martín González
Letras de canciones: Andrés Binetti y Mariano Saba
Asesoramiento de vestuario: Julia Camejo
Diseño gráfico: Andrés Kyle
Prensa: Simkin&Franco
Dramaturgia: Andrés Binetti y Mariano Saba
Asistente de dirección: Sabrina Gilardenghi
Dirección: Andrés Binetti
La obra en el marco de la trilogía
Después del aire (sainete oral) constituye la segunda parte de la Trilogía Argentina Amateur (1933/1948/1910), escrita por Andrés Binetti y Mariano Saba. Las piezas que completan el grupo son La patria fría (grotesco ambulante) y Al servicio de la comunidad (epopeya isabelina). La patria fría, primera parte de la serie, fue ganadora del concurso de Proyectos Teatrales del VIII Festival Internacional de Buenos Aires, por lo cual se estrenó en el marco de dicho festival durante Septiembre de 2011. Asimismo, el texto también fue merecedor de una mención especial en el 12º Concurso Nacional de Dramaturgia, por lo cual será editado durante 2012 por Editorial INTeatro.
Mientras que La patria fría refleja el controvertido mundo de un circo pobre en los años ’50 -pleno evitismo- a partir de un señalamiento claramente paródico del teatro discepoliano, y Al servicio de la comunidad rescata los avatares de la Belle Epoque en los festejos del primer centenario, Después del aire gira en torno al universo radial de los años ’30 y a la decadencia del género gauchesco frente al auge prometedor del melodrama. Los fantasmas del radicalismo y del autoritarismo se filtran entre los discursos de los actores-locutores, mientras la transmisión es boicoteada por la falta de energía eléctrica y la noticia de la muerte de Yrigoyen.
A través del tríptico mencionado, el proyecto se propuso desde sus inicios activar una búsqueda del grotesco en su redefinición generacional actual, así como también lanzar una mirada política no didáctica sobre dos cuestiones cercanas: la supuesta crisis de las ‘utopías’ nacionales y la persistencia de cierto maniqueísmo político idiosincrásico, tomando siempre las circunstancias de los grupos artísticos amateurs como referentes metafóricos de esa dicotomía conflictiva. Aspectos que, además de tratarlos desde la escritura, a Binetti le interesaron problematizar y visibilizar en las puestas.
Dice el director sobre la concepción estética de la puesta en escena
“Localizar la recurrencia de la conflictividad política argentina en continua colisión con la esfera artística, y más allá de una coordenada temporal particular, fue como señalar el tránsito de un fantasma por las distintas habitaciones de una casa. El fantasma es conocido: representante de lo siniestro, condensación simbólica de una condena sin fin, debería causar terror. Sin embargo, y esto es lo más maravilloso del procedimiento grotesco que decidimos actualizar a la hora de afrontar la trilogía, el fantasma que atraviesa con prisa y sin pausas la historia del vínculo entre espectáculo y política criolla, es un fantasma más cercano al de Canterville que a cualquier otro: ya no provoca miedo, sino más bien un nostálgico cruce entre la pena y la risa. Los isabelinos creían en la materialidad concreta de la fantasmagoría: el rey Hamlet es una prueba de eso. En este sentido, cabe destacar que hay algo heredado de ese espíritu shakesperiano en la tensión argentina siempre vigente entre representación y política. Porque siempre consideraremos concreto ese fantasma cuya presencia resulta insoslayable. Pero lo grotesco, claramente, radicaría en que el colectivo argentino ha logrado sintetizar idiosincrásicamente la distancia técnica que separa a Shakespeare de Wilde: el fantasma sigue siendo monstruoso pero resulta inevitable, y por inevitable deriva en el absurdo, y el absurdo, se sabe, apunta a la hilaridad. Una hilaridad sometida a la náusea, pero carcajeante al fin”.
Andrés Binetti
Nació en Bahía Blanca en 1976.
Desde el año 2000 hasta el 2008 integró el grupo Teatro de los Calderos, con el que estrenó varias producciones. Entre sus obras más destacadas pueden contarse “Leve contraste por saturación”; “Llanto de perro (una vulgaridad contemporánea)”; “Ópera anoréxica (una vulgaridad rizomática)”; “Una caja blanca”; “La piojera o un procedimiento justicialista” y “La patria fría”.
Es egresado de la Escuela Metropolitana de Arte Dramático (EMAD), de la carrera Puesta en escena. Estudió dramaturgia con los maestros Alejandro Tantanián y Daniel Veronese.
En 2005 obtuvo una beca del Instituto Nacional del Teatro para perfeccionarse con el maestro Mauricio Kartun.
En 2006 obtuvo el premio Trinidad Guevara en el rubro revelación, por la dramaturgia de su obra “Llanto de perro”, que además consiguió los siguientes premios: Mejor espectáculo y Mejor dirección, en el Festival Internacional Otoño Azul.
Por su labor artística fue convocado para trabajar en distintas instituciones: Teatro por la Identidad, Argentores, Centro Cultural Ricardo Rojas, Fundación SOMI, Septiembre alternativo, Espacio TBK y Asociación Argentina de Actores.
Dictó conferencias en distintas instituciones. Publicó artículos en revistas como Funámbulos, Saverio, Cuadernos del Picadero y Teatro XXI (GETEA-UBA).
Sus obras fueron seleccionadas para participar en más de veinte festivales, tanto nacionales como internacionales. Hasta la fecha ha publicado cuatro de sus obras y una quinta está en proceso de publicación.
En 2011, junto con Mariano Saba, escribieron “La patria fría”, primera parte de esta trilogía, que fue seleccionada para ser estrenada en el VI Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA). También obtuvieron mención especial del Concurso Nacional de Dramaturgia del Instituto Nacional del Teatro (INT).
En enero de 2012 realizó una gira por España con la obra “170 explosiones por segundo”.
Actualmente dicta las cátedras Dramaturgia y Dirección II en la Universidad de Palermo.
Mariano Saba, co autor.
Actor y dramaturgo. Profesor Licenciado en Letras por la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Doctorando becado por CONICET. Es egresado de la Carrera de Dramaturgia de la Escuela Metropolitana de Arte Dramático, dirigida por Mauricio Kartun. En dramaturgia realizó también el Seminario de Autores coordinado por Ricardo Halac (Argentores), cuyo espectáculo final fue dirigido por Rubén Pires (2001). Recibió menciones en el Concurso Literario 65º Aniversario Asoc. Ex Alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires, en el Concurso Literario Colegio Nacional de Buenos Aires y en el Concurso de Monólogos Teatrales organizado por Argentores y Metrovías (2009, publicados en Monólogos teatrales.Antología de autores premiados, Bs. As.: Ed. C.A.D.A.N). Ganó el Concurso Micromonólogos por la Identidad. Sus textos formaron parte de "Idéntico" (Teatro Metropolitan, 2010-2011), espectáculo dirigido por Daniel Veronese, donde también se desempeñó como asistente y dramaturgista. Escribió "La patria fría" junto a Andrés Binetti, obra ganadora del Concurso de Proyectos Teatrales del FIBA 2011 y de una Mención Especial en el Concurso Nacional de Dramaturgia. Por su obra "Madrijo" recibió el Premio Germán Rozenmacher de Nueva Dramaturgia, otorgado por el FIBA 2011 y el C.C. Rojas de la UBA. Traducida a tres idiomas, "Madrijo" se encuentra publicada en la Colección Libros del Rojas. Formó parte además del grupo de autores convocados por Alejandro Tantanian para la escritura del libreto de la ópera "Mentir (sobre Ada Falcón)", cuyo estreno se llevó a cabo en el Centro Experimental del Teatro Colón en 2011, con música de Lucas Fagin y puesta de Ariel Farace. Fue pasante en Página 12 y colaborador de publicaciones académicas y de divulgación (Despierta Buenos Aires y Teatro XXI). Como actor se formó con Agustín Alezzo, Julio Chávez, Ricardo Bartís, Eugenio Soto, Lizardo Laphitz, Orlando Acosta, María Vaner, Carmen Arrieta y John Strasberg. Realizó entrenamiento vocal con Silvina Fernández, Ángela Ragno y Ricardo Suárez; Clown con Lila Monti, Maby Salerno, Omar Jacquier, Vanina Grossi y Cristina Martí; entrenamiento corporal con Lucía Russo y Daniela Cuculiansky y el Seminario sobre Teatro e Intervenciones Urbanas con Emilio García Wehbi.Su primer trabajo como actor fue en el Grupo de Teatro Nacional de Buenos Aires con el que realizó: "El Reñidero" de Sergio De Cecco (2002, Teatro de La Ribera), "El Duende", sobre textos de Federico García Lorca en el Centro Cultural Borges, Villa Victoria Ocampo de Mar del Plata, las trece Facultades de la U.B.A., el Teatro Argentino de La Plata y el Paseo La Plaza (2000-2003, Mención Especial del Premio María Guerrero y declarado de Interés por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires), "Babilonia" de Armando Discépolo en el Teatro Auditorium de Mar del Plata y el Centro Cultural Borges(1999-2000); y "El Acompañamiento" de Carlos Gorostiza (1996). También participó en "Pausa", de Eugenio Griffero, dirigida por Lizardo Laphitz(2003); "La Colección" de Harold Pinter dirigida por Agustín Alezzo(2004); y "Así que pasen cinco años" de Federico García Lorca, dirigida por Juan Coulasso(2005-2006). Actuó luego en "Bristol" creación colectiva de Otro/Jardín, dirigida por Juan Coulasso(2007-2008). Integró también el elenco de "Basavilbaso" (2010)y de "La patria fría" (2011-2012), ambas dirigidas por Andrés Binetti.
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