sábado, 24 de marzo de 2012

El asco de Horacio Castellanos Mora




Me lo trajo en noviembre Andrés Hatum a casa junto con otros dos títulos que había juntado en sus viajes para regalarme. Lo tuve un tiempo en la mesa de luz-escritorio como amerita todo nuevo integrante de la casa. Luego pasó a la nueva bibliotequita del comedor en la reorganización veraniega, a esperar su turno.
Que le llegó la semana pasada cuando se inició en el CCEBA el encuentro de escritores latinoamericanos alrededor del tema de la violencia en nuestras literaturas y Castellanos Moya era uno de los visitantes y lo vi hablando en una grabación del encuentro.
Comencé el taller con Martín Solares dentro de este marco el sábado y me llevé El asco para el viaje en tren. Un deslumbramiento: violento en la verborragia inmóvil del Vega que debe permanecer en su país, El Salvador, durante un mes porque ha muerto su madre y tiene que solucionar problemas de herencia, violento en la diatriba contra todo lo que ve, huele, escucha y vive en su patria, violenta cada tirada de frases cerrada por la repetitiva y efectiva "me dijo Vega" que el aludido interlocutor: Moya, sostiene sin juzgar ni reprimir las agresiones incluso personales de su interlocutor. Es que Vega no entiende por qué Moya permanece en El Salvador. Y Moya no lo explica, Moya solamente cuenta todo lo que Vega le dijo en las dos horas en que aceptó tomarse con él unos wiskies: dos solamente porque más le dan diarrea. Un asco: él, Vega, y todo lo que tiene que sufrir en casa de su hermano, en sus salidas, en sus comidas, en sus percepciones obligadas de la tele, de la música y de las costumbres de los salvadoreños.

Algunas citas:




"No soporto esta ciudad [...] tiene todas las miserias y cochinadas de las grandes ciudades y ninguna de sus virtudes, tiene todo lo negativo de las grandes ciudades y ni uno solo de los elementos positivos."

"Hay que estar loco [...] para creer que se puede cambiar algo en este país, para creer que vale la pena cambiar algo, para creer que a la gente le interesa cambiar algo."

"Los periódicos son precisamente la mejor muestra de la miseria intelectual y espiritual de este pueblo [...] Y nunca he visto editoríalistas tan fanáticos, editoríalistas tan rabiosos y obtusos, con tal miseria intelectual y espiritual como los de estos periódicos: esta misma mañana uno de ellos escribió que el presidente Bill Clinton es comunista, que el secretario general de la ONU es comunista, que la ONU en realidad es un organismo controlado tras bambalinas por los comunistas. No importa que desde hace cuatro años los comunistas vayan en estampida, no importa que se trate del presidente de los Estados Unidos, para el editorialista de ese mugroso catálogo de ofertas el tiempo no ha transcurrido y el mundo no va más allá de sus obsesiones patológicas"

"... como si yo considerara el patriotismo un valor, como si no estuviera completamente seguro que el patriotismo es otra de esas estupideces inventadas por los políticos."

"...una parejita de niños particularmente estúpidos y perniciosos debido a que no hacen otra cosa que ver la televisión, unos niños que no tienen en la cabeza otra cosa más que las series de televisión que ven todos los días a toda hora, unos niños para los que la vida no es más que una serie de televisión."

"... aquí confunden la chabacanería con el arte, confunden la estupidez y la ignorancia con el arte, no creo que exista un pueblo más reñido con el arte y las manifestaciones del espíritu que éste, tan sólo necesitas permanecer en este bar hasta después de las ocho de la noche, cuando inician los llamados «espectáculos artísticos», para constatar que aquí confunden el arte con el remedo. No creo que exista otro pueblo con las energías creativas tan atrofiadas para todo lo que tenga que ver con el arte y las manifestaciones del espíritu."

"Esta es una cultura ágrafa [...] una cultura a la que se le niega la palabra escrita, una cultura sin ninguna vocación de registro o memoria histórica, sin ninguna percepción de pasado, una «cultura-moscardón»”, su único horizonte es el presente, lo inmediato, una cultura con la memoria del moscardón que choca cada dos segundos contra el mismo cristal porque a los dos segundos ya olvidó la existencia de ese cristal, una miseria de cultura, [...] para la cual la palabra escrita no tiene la menor importancia, una cultura que saltó del analfabetismo más atroz a embebecerse con la estupidez de la imagen televisiva, un salto mortal, Moya, esta cultura se saltó la palabra escrita, simple y sencillamente pasó por alto los siglos en que la humanidad se desarrolló a partir de la palabra escrita."

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