"Yo era muy chico entonces. Mi testimonio no sirve más que a medias. Ahora mismo, mientras escribo estos recuerdos, siento que a la inocencia, a los asombros de mi infancia, se mezclan mis traiciones y olvidos de hombre, las repetidas muertes de mi vida (...) Ecos de otros ecos. Sombras de sombras. Reflejos de reflejos. No la verdad tal vez de los hechos, pero sí su encantamiento (...) Meras conjeturas, versiones, ecos deformados. Acaso los hechos fueran más simples. Ya no era posible saberlo. No quedaban más que vestigios, sombras, testimonios incoherentes."
Augusto Roa Bastos. Hijo de hombre.
Cada vez me dan más ganas de leer este libro...
ResponderEliminarY ni te cuento cómo está armada la novela (los capítulos que son cuentos independientes pero se unen por alusiones, por detalles, por zonas en común), los personajes principales en un capítulo, secundarios en otros, el narrador en 1era que desaparece capítulo de por medio...
ResponderEliminarIgual todo Roa Bastos es impactante, muy.