Claro
Alejandro Schmidt
y claro que tu corazón era un canasto
y claro que tu corazón era un sapo
¿no lo llevaba yo con las dos manos?
¿no lo abandonaba en los pantanos
sobre el aceitoso musgo lunar?
y oscuramente despertaba
en el sol
sacaba plumas
tu corazón.
de Oscuras ramas,Ediciones Radamanto,Córdoba,2003
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