domingo, 11 de diciembre de 2011

Hoy empiezo a comprar Perfil


El personalismo crece

Por Julio Barbaro

Tomado de http://www.perfil.com/ediciones/2011/12/edicion_634/contenidos/noticia_0043.html

DIBUJO:PABLO TEMES.

Rara sensación. Frente a un nuevo gobierno que es el mismo, con una mayoría deseando que todo siga igual y una oposición dividida entre los que convocan al fracaso y los que temen que suceda.

El triunfo electoral fue tan contundente como efímero, los subsidios abrieron un debate, queda la amarga sensación de haber vivido un frívolo derroche, tan injusto como gratuito.
Para superar a Keynes regalamos en la bonanza, para superar a Perón imponemos las teorías de los que nunca ganaron una elección.

Un personalismo exacerbado: la Presidenta pronuncia discursos mientras los beneficiarios la aplauden y los intelectuales la explican o justifican.

No hay partido ni gobernadores, nadie se anima a ser el Néstor Kirchner que no le obedecía a Menem ni la senadora Cristina que tenía un bloque unipersonal.

Los rebeldes de ayer aplastan a los disidentes de hoy, los obsecuentes de siempre conocen las artes del oficialismo y los beneficios que produce.

Y queda muy claro cuál es la ideología de la época, “el modelo”, esa serie de hechos que develaron enemigos y la serie de oficialistas que descubrieron dónde queda el mal y la derecha.
Una parte de la antigua izquierda convertida en apoyo incondicional, ellos aportan su oficio de denunciar disidentes, viejo placer de ortodoxos fracasados.

Prohibido disentir, de la vitalidad del peronismo al sistema que el muro aplastó al caer.

Me miran viejos amigos y me explican los discursos presidenciales y la admiración que los mismos les despiertan.
Yo de puro antiguo y anciano recuerdo el talento del General convocando a la unidad nacional. Los expulsados de la plaza utilizan su nombre para convocar votantes y su memoria para imaginar que ellos la perfeccionan con sus resentimientos.
El modelo nos llama la atención, tiene por enemigos de la patria a los que piensan distinto y por aliados a gente como Repsol o las telefónicas que nos chupan la sangre apoyando a quien los deje seguir haciéndolo. Y se multiplican las salas de juego.

El personalismo presidencial es cada vez mayor, el entorno que a veces opina, tan sólo un misterio. El poder tan concentrado, que coincidir implica tan sólo obedecer.

La oposición está dispersa y sin proyecto ni prestigio. El poder que sobrevive, sea sindical o político, parece parte del mal que debemos derrotar.

Todo el bien y la virtud está en el Gobierno, todo el mal y los intereses espurios, en la oposición; cualquier parecido con la democracia es mera casualidad.

Una democracia sin partido ni opiniones, un oficialismo que espera señales para explicarlas como el rumbo de la verdad revelada.

Más del cincuenta por ciento de los votos hubieran bastado para elegir un camino de grandeza dialogando con los demás poderes y no intentando eliminarlos para siempre.

El resultado electoral nos abrió a muchos esperanzas que no resistieron ni siquiera el tiempo de espera. Todo sigue igual pero ya nada será parecido.

El General dialogaba en la plaza con la más maravillosa de las músicas que era la voz de su pueblo. Ahora la Presidenta se expresa en un amontonamiento de funcionarios que compiten por el aplauso. Aquello era lo popular; esto de hoy, tan sólo de izquierdas burocráticas.

Un ejército de apasionados leales unidos a las prebendas va desplazando a los jóvenes militantes enamorados del supuesto “modelo”.

Quiero apoyar al Gobierno, pero no al costo de asesinar mi espíritu crítico, me llevó años de peronismo educarlo, no permitiré que unos meses de izquierdas y cartas abiertas me lo cercenen.
Al peronismo lo salvaron de la traición de Menem la rebeldía de Néstor y Cristina, la sociedad necesita hoy de una cuota de rebeldía capaz de mejorar los rumbos y permitir que el espíritu crítico participe y cuestione el pensamiento sin fisuras que nos intentan imponer.

Ni los votos ni la ausencia de oposición ni la saturación de aplaudidores nos pueden convencer de que vamos por el buen camino.

Los sistemas unipersonales sin derecho a crítica se aíslan y separan de la realidad.

Estamos a tiempo de escucharnos y respetarnos, de encontrar un camino común.

Y obligados a intentarlo.

*Militante justicialista.

2 comentarios:

  1. Y sin embargo, Julio Bárbaro, un brillante intelectual, de lo mejor, junto a Asís, de la "oposición desmembrada", está opinando y disintiendo. Pero si hay algo grave es la ceguera que no le ha permitido "ver" el brutal e irrefutable mensaje de las urnas: 54%. Y para "embarrarla" un poco más, ahora pasa a subestimar la alegría espontánea de un pueblo y la decisión soberana por algo en lo que cree, y habla de "beneficiarios", como si un país se midiera sólo por eso, y los "no beneficiados" decidiesen no estar adentro de ese país. No entiendo que les pasa, yo hice mil kilómetros sin que nadie me de un centavo para festejar lo que considero maravilloso, y lo que muchos jóvenes, sobre todo jóvenes, consideran hermoso. Pero otra vez, aparecen demasiados, dispuestos a oscurecer de amargura el horizonte de nuestros hijos, como ayer, como siempre. Un abrazo.

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  2. Concuerdo en que TODO EL BIEN Y LA VIRTUD NO PUEDE ESTAR DE UN LADO.

    Concuerdo en que es necesaria una oposición crítica y valiente.

    No concuerdo en que por ausencia de oposición exista sobreabundancia de aplaudidores. Los hay, claro, y muchos pero parece evidente que no lo son todos.

    Me parece que el señor Bárbaro debería preguntarse si no está cayendo en eso que pretende desterrar (es decir, el ellos o el nosotros) al decir que no quedan jóvenes convencidos del modelo, sino que todos responden a prebendas.

    Reitero: concuerdo en que los discursos únicos son nocivos, y que es necesaria una oposición inteligente.

    Pero el decir que todo está mal, no es ni una cosa ni la otra.

    Cordialmente,
    Yo.

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