lunes, 24 de octubre de 2011

Laberintos según José Luis Zárate

El souvenir más popular del Laberinto es la intersección. Le da una amplitud mayor a las casas que los espejos y ventanales.


Como Teseo no confiaba en Ariadna, que sólo era una mujer, decidió llevar él los dos extremos del hilo.


En el Laberinto sólo hay horas perdidas.


Para salir del Laberinto hay que retroceder sobre tus pasos.Teseo revivió al Minotauro,se desenamoró de Ariadna,salió del mito y no regresó.


El Laberinto tiene ventanas desincronizadas,muestran el fondo del mar,la noche en el día, la salida que, por supuesto,no está al otro lado.


En algún momento Teseo olvidó a Ariadna, a veces despierta a medianoche y no sabe porqué sigo aferrando ese hilo.


Ariadna recuerda amantes y amores(rara vez los mismos),un Laberinto de deseos y adioses.No recuerda si hubo un hilo que los uniera a todos.


Es el reino de las bifurcaciones, las posibilidades igualmente ciertas. Cuando Teseo logró salir del Laberinto encontró otra Ariadna.


Cada mil pasillos hay una sala de espera, con revistas atrasadas, musak y tensa atmósfera que hace que retomemos el Laberinto con alivio.


Continúa en las leyendas, símbolos, temores, esperanzas, poemas, libros, páginas, líneas ¿cómo no habría de ser Infinito el Laberinto?


Regresó al Laberinto porque allá afuera, en la indiferente amplitud, se sentía perdido.


No importa que sea infinito, que haya ciudades y reinos en su interior, cielos diversos, los claustrofóbicos no soportan el Laberinto.


Hércules debió detener al Toro de Creta empeñado en derruir casas, tirar muros. Nadie entendía que sólo buscaba a su hijo Minotauro.


Sólo me quieres por mi espada, recriminaba Teseo en el lecho a Ariadna que estaba harta de de desidia, de guiarlo en todo siempre.


A veces la memoria del amor de Ariadna nubla las tardes de Teseo. Los recuerdos son hilos que ninguna espada mágica puede romper.


Ariadna y Teseo se separaron en la isla de Día, a su amor le faltó pasión, aventura, un par de laberintos más, otro Minotauro.


Icaria, reino de Dédalo el Inventor, enfrenta las ocasionales invasiones colocando en sus fronteras Laberintos portátiles.


Tomado del muro de Feis de José Luis Zárate

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