El miedo a un escote
Por Pedro Mairal
01/10/11 - 12:05
La foto de una miembro del Parlamento en Canadá, Rathinka Sitsabaiesan, fue alterada con Photoshop para la página web oficial. En la original se la ve con un vestido blanco del que asoma un escote apenas insinuado, un poco de sex appeal, pero sin que sea para dejar boquiabierto a nadie. En la foto de la web del Parlamento borraron sus curvas y esfumaron su línea del escote para asexuar a la parlamentaria. Todavía no se sabe bien de dónde vino la orden puritana para el Photoshop estatal. ¿Por qué tanto miedo a un escote? Es cierto que el escote de las mujeres es la rendija por donde se cuela y se pierde parte del raciocinio de algunos interlocutores. Pero será problema de ellos, no de la escotada. El caso es llamativo porque revela un uso inverso del que se le suele dar al Photoshop, que en general intenta embellecer, agregando sex appeal o restituyendo la juventud perdida. Las revistas están repletas de fotos de caras y cuerpos esfumados hasta ese punto en que las celebridades parecen su propia versión en cera. Una especie de tez, no de persona joven, sino de maniquí, una lozanía plástica, inhumana. Se borran las patas de gallo, se retrotraen las papadas, se enderezan y blanquean las sonrisas, se adelgazan las cinturas... Algún día los famosos tendrán su doble mediático digital, su avatar deslumbrante, detenido para siempre en su momento de mayor belleza, que aparecerá en cámara por ellos. Un gran cuento de María del Carril, de su libro El utrabosque, se llama La disolución de Marta Gloria. Es la historia de una diva argentina que a medida que envejece aparece más y más fotoshopeada hasta que en sus últimas imágenes “era una difusa mancha roja sobre un fondo color crema”.
Buena observación inicial de Mairal pero después deriva hacia el tema de los famosos y el fotoshop y me deja con las ganas de pegarle más a la cuestión del esconder el cuerpo femenino cuando no "aporta" a fines masculinos.
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