domingo, 18 de septiembre de 2011

Las palabras y las cosas no están separadas por una grieta

Contramemoria: la historia antieurocéntrica en el Caribe anglófono y el Perú, Manuel Scorza y Pauline Melville.


Dra. Márgara Averbach
Universidad de Buenos Aires



En uno de los capítulos de Time Passages , George Lipsitz propone la idea de la “contramemoria” para describir las literaturas de las minorías étnico-sociales estadounidenses: la describe como un tipo de narración colocado entre la Historia europea y el mito local e inscripta en la lucha de resistencia contra la colonización.
El sujeto de la Historia europea es el hombre europeo que borra con ella los nombres, narraciones, conocimientos y visiones del mundo de las culturas locales colonizadas. Esas culturas podrían apoyarse en sus mitos para defenderse pero el mito tiene un problema: le interesa sólo el pasado y nunca cuenta el cambio: por eso, la “contramemoria” se apoya en el mito pero rescata mecanismos de la Historia europea, que siempre cuenta el cambio. Con ese método híbrido, recupera historias locales borradas y las usa para subvertir la Historia, para mostrar sus contradicciones.
La operación filosófica básica que realiza es la de subvertir los pares binarios jerárquicos, base del pensamiento europeo: “bien versus mal”, “día versus noche”, “masculino versus femenino”, “civilización versus barbarie”, en los que el primer miembro es superior al segundo. Lo hace de diferentes maneras: 1. inversión de los valores del par (preferir lo femenino a lo masculino, lo natural a lo “civilizado”, lo mágico a lo científico); 2. unión de los dos miembros opuestos en un solo personaje, paisaje, etc. (por ejemplo, el trickster: al mismo tiempo, masculino y femenino, animal y humano, malo y bueno); 3. representación de una realidad cuya complejidad exige aumentar el número de categorías de dos a cuatro, ocho, etc.
“Ficción histórica”

Toda la saga de La Guerra Silenciosa, incluyendo Redoble por Rancas tiene rasgos del género occidental “novela histórica”: sus personajes se pueden rastrear fuera de la ficción, por ejemplo. Scorza hace explícita esta relación en la “Noticia”. “Este libro es la crónica exasperantemente real de una lucha solitaria” (SCORZA, 1983: 9), dice y hasta menciona pruebas: Más que un novelista, el autor es un testigo. Las fotografías que se publicarán en un volumen aparte y las grabaciones magnetofónicas donde constan estas atrocidades” (SCORZA, 1983: 10).
Los cuentos de Pauline Melville narran hechos históricos como el racismo ambiental de las compañías del Norte que llevan contaminación al Sur; la transferencia de recursos de Sur a Norte; la colonización cultural y lingüística impuesta por Europa al resto del mundo. Para no salirnos del primer concepto de “ficción histórica”, en este caso compararemos la novela de Scorza con “The President’s Exile” (MELVILLE: 1998, 1-25), un cuento sobre Forbes Sampson Burnham, presidente de la Guyana inglesa entre 1964 y 1985.
La “ficción histórica”, como la Historia, funciona dentro lo “natural-racional-científico” y adopta un criterio de “verdad” que excluye todo lo “mágico-sobrenatural” y pone a la Historia dentro de las “ciencias humanas”. La contramemoria, en cambio, acepta lo mágico y lo combina con lo histórico porque funcionan dentro de visiones del mundo africanas y amerindias que consideran lo mágico parte de la realidad. Por otra parte, para la contramemoria la narración no es “neutral”, como durante mucho tiempo quiso ser la Historia: contar implica una toma de posición política.
Scorza dice ser “testigo” (SCORZA: 1983, 10) de lo que cuenta pero es un testigo indignado. Y en Melville, la indignación está inscripta en la narración misma y en los símbolos. Tanto Redoble como “The President’s Exile” señalan al Norte como fuente de las fuerzas destructivas que arrasan países marginales. En Scorza, el Cerco viene del Norte y con el Norte se alían los poderosos del Sur como don Migdonio o el juez Montenegro; en Melville, del Norte vienen la educación y las políticas del presidente que por ellos traiciona a su pueblo. Y como las dos historias se cuentan desde el Sur, todo se cuenta dentro de la contramemoria: el Cerco está vivo, respira; el presidente es un fantasma. Esto subvierte la “ficción histórica”, la amplía como género porque elige una versión diferente de la realidad y de la verosimilitud.

¿Qué Justicia? ¿Qué crimen?

Las literaturas de la contramemoria son parte de una lucha por el derecho a contar la historia desde un punto de vista no occidental, que rechaza las divisiones binarias europeas y ataca las instituciones impuestas por europeas a sus colonias y retomadas en tiempos poscoloniales.
Una de estas instituciones es la Justicia. El par binario que le corresponde, “justicia versus crimen”, está en el centro de Redoble por Rancas y de varios cuentos de la colección de Pauline Melville, sobre todo “Erzulie” (MELVILLE: 1998, 135-169).
En la novela de Scorza, hay un divorcio absoluto entre lo que dicen representar las instituciones europeas traídas a América y la realidad de las vidas concretas de los ranqueños: “¿De dónde sacó el personero la idea de que la profesión de un juez es ejercer justicia?”(SCORZA, 1983: 183).
Con la figura histórica del juez Montenegro, Scorza opone institución “justicia” y justicia como concepto y desenmascara la institución europea como herramienta de poder. El episodio en el que esto es más claro es la huelga en las tierras de don Migdonio (SCORZA: 1983, 99-104, 126). Don Migdonio mata a los líderes y luego aduce “infarto colectivo”, cosa que la justicia avala inmediatamente.
El episodio ataca también a la medicina. Ambas instituciones europeas, la ciencia (medicina en este caso) y la justicia son supuestamente “neutrales” o “imparciales”. Don Migdonio apela a la ciencia en su explicación de las muertes de los líderes de los peones. El problema es que justamente desde un punto de vista científico occidental, el “infarto colectivo” es un concepto absurdo. Sin embargo, la justicia acepta la explicación y la ciencia no la refuta. Como bien dice Mary Louis Pratt en Ojos Imperiales, la ciencia no es neutra. Tampoco la justicia, que apoya a los poderosos nuevamente cuando afirma que los colores de las caras de los cerreños, afectador por el racismo ambiental, no son dañinos, que no está pasando nada (SCORZA: 1983, 105-6).
En “Erzulie”, Melville opone la “justicia” occidental a una justicia de la contramemoria, mágica y violenta, aunque siempre menos que la violencia de las empresas contaminantes. Esa oposición está inscripta en la forma del cuento, en su estructura.

Contar desde la contramemoria

En “Erzulie” (MELVILLE: 1998, 135-179), Melville cuenta dos veces la misma historia: una vez con estructuras europeas, una con esquemas de contramemoria. En el primer caso, se acerca a la visión de la clase alta de Guyana representada por Armand Jenkins, gerente de una compañía minera canadiense en Guyana y su mujer, Rita; en el segundo, a la vida de los sirvientes de la casa, sobre todo la de Margot.
La casa de los Jenkins es un símbolo polisémico, que puede leerse como Guyana. Los Jenkins creen que les pertenece pero legalmente es de la compañía extranjera: los representantes locales del poder no son los que realmente tienen el poder, que claramente pertenece a las compañías globalizadas. Y sin embargo, la casa no está totalmente dominada. Hay otras presencias. La naturaleza --aparecen ranas en los baños, (SCORZA: 1983, 136)—y hasta personas que ocupan la parte de la casa que los Jenkins ya no usan (SCORZA: 1983, 137).
Los Jenkins son ciegos a todo esto. Rechazan la naturaleza, como siempre ha hecho Europa (en Occidente, la oposición ser humano versus naturaleza es constante); y ni siquiera ven gran parte de lo que sucede a su alrededor. Shallow-Grave, que en la primera parte aparece como asesina serial, se instala en la casa en la segunda y ellos ni siquiera se dan cuenta. Esa ceguera permitirá que Erzulie, la diosa del agua, defienda el río contra la pérdida de “Millions of gallons of cyanide waste” (MELVILLE: 1998, 160) que Armand trata de ocultar a la opinión pública.
“Erzulie” puede leerse como una descripción de dos maneras diferentes de contar la misma historia, una descripción no neutral sino claramente sesgada a favor de la contramemoria: es por eso que el cuento se llama “Erzulie”, nombre de la asesina en la segunda parte, y nunca “Shallow-Grave”. Es por eso que lo que al principio parece un cuento policial europeo (con el consiguiente apoyo en la “razón”) se vuelve un relato de contramemoria mágica en la segunda y todo cambia de nombre: la asesina se convierte en diosa del agua; la justicia es crimen y el crimen es justicia.
Scorza también utiliza la ceguera pero no como metáfora sino como crítica irónica a los estereotipos de Justicia en Europa: esta es una justicia ciega pero nada imparcial. Con esa ironía, el narrador (ese testigo indignado) ataca las instituciones europeas. La novela explica que cuando los pastores hacen denuncias contra el Cerco, un virus ataca a la clase alta solamente. El lenguaje del fragmento se parece al de la divulgación científica: se trata de un virus en los ojos. “Aparentemente, las víctimas gozaban de la integridad de su visión, pero un novedoso daltonismo les escamoteaba algunos objetos. Un enfermo, capaz de señalar, por ejemplo, las manchas de una oveja a un kilómetro, era incapaz de distinguir un cerco situado a cien metros” (SCORZA: 1983, 193). Como en el caso del “infarto colectivo”, Scorza vuelve a atacar a la “ciencia” y a su neutralidad y se ríe de la figura vendada de la Justicia, leyéndola en un sentido completamente contrario.
Este es un modo de narración típico de la contramemoria, un modo de narrar esencialmente político. Es también una descripción ficcional de la hegemonía: si las instituciones europeas implantadas en América no ven un problema, ese problema no existe, la denuncia de los pastores no puede prosperar.
Uno de los temas a los cuales se aplica este tipo de contramemoria es el de la nacionalidad. La nación-estado llegó a América como parte de la colonización y aquí se la critica en la figura del militar, Guillermo el Carnicero: “el uso del bicolor nacional, prohibido a los civiles sin permiso, exasperaba los sentimientos patrióticos de Guillermo el Carnicero. El reglamento es categórico: el pendón nacional se reserva a instituciones y autoridades” (SCORZA, 1983: 231).
La narración desenmascara ciertos discursos sobre la nacionalidad y por eso está plagado de palabras típicas de este tipo de discurso: pendón, patriótico, bicolor, instituciones, autoridades. Guillermo desenmascara la idea de ser nacional cuando describe lo que esa idea excluye: todo excepto las “instituciones” o las “autoridades”. Aunque la educación (otra institución europea) les impulse a creer en los símbolos de la nación, los pueblos originarios no tienen derecho a usarlos.
Pero Scorza hace más que eso: como Melville con “Erzulie”, deja en claro que hay dos narraciones contrapuestas sobre la figura de Guillermo, sobre todo podríamos decir. El nombre del capítulo al que corresponde la cita anterior expresa esa duplicidad: “Presentación de Guillermo el Carnicero o Guillermo el Cumplidor, a gusto de la clientela” (SCORZA: 1983, 230). Es notable el uso de la palabra “clientela”: dentro de las relaciones de mercado impuestas por Occidente en estos países, no hay duda de que el ejército que representa Guillermo tiene “clientes”.
En Redoble por Rancas, la narración está del lado de los de abajo desde el principio. En “Erzulie”, en cambio, esa mirada es algo que debe conquistarse. Margot, la sirvienta y la narración lo hacen al mismo tiempo, mediante un proceso que las aparta de las lecturas occidentales del mundo.
Al comienzo del cuento, Margot sueña con irse a vivir al Norte (como han hecho los Jenkins). El contacto con Shallow-Grave, la asesina, a quien reconoce como Erzulie, la cambia por completo. El cuento pasa de una prosa racional (típica del policial) a un interés por lo sensorial y lo emocional.
Cuando Margot conoce a Shallow-Grave en la cárcel, la impresión es claramente sensorial: cuando la mujer pasa junto a las otras presas y dice su verdadero nombre, Erzulie, “the air became fresh with a zingy, salty sort of smell and they could see her lick what looked like grains of salt from her lips” (MELVILLE: 1998, 144). Ese contacto directo con la diosa devuelve los sentidos a Margot: “some miracle cleared Margot’s ears of the buffeting winds that normally blew there” (MELVILLE: 1998, 146). El cambio de lealtad, de los Jenkins y el Norte que representan al agua de la zona, representada por Erzulie le devuelve el sentido de la vida: “In this new passion of servitude, Margot felt herself coming alive”, (MELVILLE: 1998, 146).
Pero además, en “Erzulie”, la narración misma evoluciona de una visión occidental (estructurada como un policial) a una amerindia (llena de magia y contramemoria), en paralelo con Margot, que en lugar de servir a los Jenkins empieza a servir a Erzulie. No hay neutralidad: el cambio es bueno y con ese cambio, todo se da vuelta. Shallow-Grave, antes asesina serial, culpable de la muerte de varios gerentes, se revela como Erzulie, la diosa que defiende al agua de la contaminación por cianuro. La verdadera asesina es la compañía y la muerte de Armand Jenkins se convierte en acto de justicia.
Para cuando Armand muere, la narración ya no lo está siguiendo, pertenece a los de abajo, a Erzulie y Margot. “Coming down the road towards him was the figure of a tall black woman who, even to Armand, looked out of place” (MELVILLE, 1998: 162). La clave es la palabra “even”: Armand está ciego, no está capacitado para ver la cualidad de diosa que hay en Erzulie. Por eso se dice que hasta él percibe algo raro en ella, hasta él ve lo mágico. Y su muerte, que antes producía miedo, ahora cambia el mundo para bien. En la última escena del cuento, Margot y Erzulie llegan al pueblo brasileño de Boa Vista del otro lado de las vanas fronteras occidentales entre “naciones”, que los personajes de la contramemoria utilizan para su ponerse a salvo de la “Justicia” europea pero en las que no creen, y de pronto, el carnicero empieza a arrojar carne a los perros hambrientos. Es un hecho nuevo y positivo porque: “It was the first time that anyone had seen in him a sentiment close to pity” (MELVILLE, 1998: 166).
Contar la historia de este modo es un hecho político importante tanto dentro como fuera del lenguaje. Scorza aclara en una nota del 83 que, por el éxito de su libro, Héctor Chacón salió de la cárcel. En las visiones del mundo amerindias y africanas, las palabras y las cosas no están separadas por una grieta como cree Occidente, y por lo tanto, la literatura está en directa relación con el mundo y es parte de la lucha de resistencia contra la colonización cultural o económica. En esa lucha, la contramemoria es la mejor de sus armas.



BIBLIOGRAFÍA

Textos comparados
SCORZA, Manuel: (1983) Redoble por Rancas, Barcelona: Plaza y Janés, 1983.
MELVILLE, Pauline: (1998) The Migration of Ghosts, London: Bloomsbury, 1998.

Bibliografía crítica
AVERBACH, Márgara: (1999) “Dos significados políticos para el final feliz: Hollywood contra cine de minorías”, en Taller, Volumen 4, Número 12, noviembre, 1999, pp. 113 a 123.
DELORIA, Vine Jr: (1973) God is Red. New York: Laurel, 1973.
FOUCAULT, Michel: (1984) Las palabras y las cosas. Barcelona: Siglo XXI, 1984. [Traducción: Elsa Cecilia Frost].
LIPSITZ, George: (2001) “History, Myth and Counter-memory: Narrative and Desire in Popular Novels”, en Time Passages, Collective Memory and American Popular Culture, Minneapolis: University of Minnesota Press, 2001, pp. 211 a 231
PRATT, Mary Louise: (1997). Ojos Imperiales, Ojos Imperiales, literatura de viajes y transculturación. Quilmes, Universidad Nacional de Quilmes, 1997. [Traducción: Ofelia Castillo].

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