viernes, 9 de septiembre de 2011

Enriquez por Calvo



Por Javier Calvo




Cualquier escritora que reivindique en sus entrevistas el romanticismo gótico de Wuthering Heights, el gótico sureño de Flannery O’Connor o Faulkner, la música de Nick Cave o la literatura de Cormac McCarthy ya ha conseguido que me enamore un poco de ella sin haber leído ninguno de sus libros. Lo que me pasó a mí con la escritora argentina Mariana Enríquez, sin embargo, fue que me la recomendó mi amiga Carmen Burguess y así es como busqué un par de cuentos suyos en antologías y me quedé fascinado. Una narradora oscura, minuciosa, terrible y cautivadora, hasta el punto de que fui enseguida a la librería a buscar sus libros, pero no pude encontrar ninguno. Me temo, de hecho, que no están publicados en España. Tuvo que ser la propia autora quien me mandara un ejemplar de su último libro publicado, Los peligros de fumar en la cama (Emecé, 2009). Los peligros es el tercer libro de Mariana Enríquez, después de las novelas Bajar es lo peor (1995) y Cómo desaparecer completamente (2004), titulada, si no me equivoco, por una canción de Radiohead. Y lo primero que me sorprendió fue que, después de dos novelas literarias, Los peligros fuera un libro completamente de género, un volumen de cuentos macabros que parecía a primera vista una reformulación post-punk de los cuentos de Grim. De hecho, la visión del libro sintetiza con comodidad dos siglos de género gótico. Por ejemplo, varios de los relatos de fantasmas del libro, según la autora, vienen en cierta medida de los cuentos de aparecidos del norte de Argentina donde ella se crió. En los diversos relatos que tratan de la sexualidad adolescente hay ecos del Stephen King de Carrie o de El exorcista. “Chicos que vuelven” tiene mucho de la ciencia ficción de los años 50 tipo The Village of the Damned, mientras que “Carne” o “Dónde estás corazón” recuerdan a Dennis Cooper por su búsqueda de lo macabro en la sexualidad extrema y los nexos entre el sexo y la muerte. Más allá del eclecticismo de sus fuentes, el libro entero es un rabioso ejercicio de neo-expresionismo, rezumando emocionalidad romántica enferma por los cuatro costados, y como casi toda manifestación expresionista, coquetea todo el tiempo con la alegoría, en muchos casos freudiana. La obsesión del libro por las maldiciones que se transmiten, por ejemplo, convierte el relato “El aljibe” en un terrible comentario sobre la familia entendida como maldición y como origen de miseria para el individuo. “Rambla triste”, basado en Barcelona, representa un Raval encantado por fantasmas de niños miserables para hablar de las diversas ciudades superpuestas y del fracaso de las reformas institucionales. “El carrito”, otro relato que recuerda a la ciencia ficción estilo The Twilight Zone, parece ser un comentario sobre la clase media y cómo ésta trata a los que excluye y marginaliza, que en el relato se vengan con un terrible regreso de lo reprimido freudiano. Los relatos se suceden con un estilo contenido y cerebral, pasmosamente seguro, con un pulso narrativo letal, que alterna el tono gélido para los momentos de horror con la minuciosidad casi delicada para los matices y atmósferas. Mariana Enríquez es sin duda mi descubrimiento del 2011, y si me he decidido a escribir sobre ella y sobre lo mucho que me ha impresionado su libro es (en parte) con la esperanza de contribuir a que sus libros se publiquen en España. Que nos llene las noches de pesadillas, a ser posible.

Tomado de http://elblogdejaviercalvo.blogspot.com/

3 comentarios:

  1. Interesante artículo. Ahora tengo ganas de conseguir ese libro de cuentos...

    ResponderEliminar
  2. Ayer me compré Los peligors... y Chicos que vuelven, realmente muy buenos los 4 primeros cuentos

    ResponderEliminar