Anoche me fui a dormir pensando que ya no me bancaba la hipocrecía institucional en la que trabajo, que iba a poner una verdulería para no engañar a nadie ni aguantar que me digan que está todo bien y que tengo que convencerme y convencer a los demás de que está todo bien cuando mis estudiantes no aprenden ni a leer ni a escribir pero igual "tienen" que aprobar. Pensé qué más me va a pedir "la docencia".
Entonces soñé que un inspector y una directora (nadie con nombre y apellido reconocibles por suerte) llegaban a mi casa para esconder cocaína porque pertenecían a la mafia de la droga y tenía oligación de entrar en el negocio. Yo los denunciaba (docente decente yo) y la mafia mataba a mi hijo y a mi perro.
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