miércoles, 1 de diciembre de 2010

Entrevista Constantino Bértolo

"Un editor es un crítico con poder ejecutivo"

De visita en Chile, el director del sello Caballo de Troya advierte rasgos globalizados en la escritura chilena y asegura que el impacto del ebook será "brutal".

Pedro Pablo Guerrero

Constantino Bértolo (Lugo, 1946) llegó a la edición literaria por un desalojo. Llevaba cuatro años como crítico literario de El País cuando un cambio de coordinador provocó su salida.

En ese momento, le ofrecieron hacerse cargo de la dirección literaria de editorial Debate, que no pasaba por un buen momento económico. "Como no podía pagar adelantos para contratar autores, no me quedaba más remedio que buscar la aguja en el pajar", recuerda.

Bértolo creó la colección Punto de Partida, donde publicaron sus primeras obras Ray Loriga y Luis Magrinyà. Absorbida más tarde por Plaza & Janés, Debate consiguió recursos y Bértolo pudo editar a V. S. Naipaul (antes de que ganara el Nobel) y a los entonces "emergentes" Sebald y Cormac McCarthy.

Cuando Random House Mondadori adquirió Debate, puso a Bértolo al frente de una editorial nueva, Caballo de Troya, dedicada a la búsqueda de autores nuevos o poco difundidos, con tiradas de 1.600 ejemplares.

Bértolo nunca volvió a la crítica literaria, aunque de tanto en tanto publica algún ensayo tan lúcido como La cena de los notables (Periférica, 2008).

-¿Son incompatibles la crítica literaria y el trabajo editorial?

-Yo no los veo compatibles. Creo que la crítica descansa en la credibilidad. Por la misma razón , me parece mal que un autor que publica en una editorial haga la crítica de un autor de esa misma editorial. O que un editor se edite a sí mismo. A lo mejor me estoy volviendo una reliquia, pero hay ciertas fronteras que no se deberían pasar.

-¿Editar es una forma de hacer crítica?

-No exactamente, pero un editor de alguna forma es un crítico con poder ejecutivo. Lo que luego se va a encontrar es que a él también lo ejecutan. Hay más poderes ejecutivos sobre él. A mí me ha tocado vivir los restos del mundo editorial clásico, con editores que eran auténticos directores de orquesta, y un trabajo que requería manejar muchos hilos. Los editores han ido perdiendo competencias, al final todos bailamos alrededor del departamento de marketing.

-¿Por qué llamó a su nuevo proyecto Caballo de Troya?

-Yo le añadí un lema que dice: para entrar o salir de la ciudad sitiada. Con un guiño de homenaje a La ciudad letrada de Ángel Rama. Es una definición de mi propia línea, dando por sentado que esa ciudad estaba sitiada por el mercado. Aunque con el tiempo he visto que es una forma de asedio muy curiosa, en la que ocurren osmosis y las fronteras no son tan rígidas.

La oportunidad de América Latina

Constantino Bértolo ha publicado a tres autores chilenos. Como director de Debate, a Jorge Guzmán ( Cuando florece la higuera ) y a Rafael Gumucio: Memorias prematuras y Comedia nupcial . En Caballo de Troya publicó el primer libro de Marcelo Lillo ( El fumador y otros relatos ).

Sobre las características de los tres autores, el editor manifiesta: "Guzmán escribe desde la tradición de lo que se llamaban las literaturas nacionales. Cuando existían las naciones, no hace mucho. Gumucio empezó escribiendo con conciencia de la sociedad a la que pertenece. Lillo podría ser perfectamente peruano, boliviano, venezolano. Hay un desprendimiento, que se da en todos lados, del espacio en que se constituye la literatura".

-¿Ha tenido oportunidad de leer a otros chilenos?

-Tenía muchísima curiosidad de venir como jurado al premio Paula, porque iba a leer los sesenta cuentos finalistas. Es una especie de radiografía, no sé si muy cabal, de la escritura de gente que está empezando y del mundo en que se está moviendo. Y, bueno, si tuviera que concluir algo diría que Chile es una especie de colonia de California, en la parte vital. La gente vive como en los cuentos de Cheever. La incomunicación, el sálvese quien pueda, el egoísmo. Son historias de esto que llaman globalización. Yo prefiero llamarlo imperialismo.

-¿Cuál va a ser el impacto del e-book en el mundo editorial?

-Me parece que va a ser brutal. La reducción de costos va a ser tan bestial que yo estoy convencido de que el papel en diez años quedará asociado a un tipo de literatura, como casi siempre, elitista, exquisita. Pero la lectura masivamente va a circular en el soporte digital. No sé si el mundo editorial está preparado.

-Se habla de un mayor interés por los autores latinoamericanos. ¿Lo atribuye al efecto Bolaño?

-Bueno, eso es algo que se dice para quedar bien. Si fuera un poco cínico diría que es el efecto Zoé Valdés. Nadie quiere recordarlo, pero luego de ella vinieron otros autores vendiendo sexo y anticastrismo. Bolaño no llegó a vender nada. Y por eso tiene el respeto que se merece.

-¿Se está armando un nuevo boom, como piensan algunos?

-No, pero es un buen momento para los autores latinoamericanos. Lo sorprendente es todavía esta necesidad que tienen de ser homologados por el mercado español. No les gusta que se lo digan, se rebelan, pero en la práctica veo todavía un peaje terrible, que se acabará el día que el peaje esté en Miami. Cuando la generación de hispanoparlantes emigrados a Estados Unidos deje de avergonzarse de su lengua, y la nueva generación quiera recuperar señas de identidad, Miami acabará siendo el centro editorial hispano.


(Tomado de http://diario.elmercurio.com/2010/11/28/al_revista_de_libros/revista_de_libros/noticias/C4BEA1F6-3CBF-46F1-98A7-179CDB48E41C.htm?id={C4BEA1F6-3CBF-46F1-98A7-179CDB48E41C}

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