Ladran Sancho
26-08-2010 | Miguel de Cervantes
Por GL.
Tomado de http://blog.eternacadencia.com.ar/?p=9371#more-9371
Lecturas ::
don quijote
“No hemos terminado nuestra aventura. No la terminaremos mientras
seamos objeto de la lectura, de la imaginación, acaso del deseo
de los demás” Sansón Carrasco a Sancho Panza en el Quijote.
La obra de Miguel de Cervantes se ha erigido como uno de las obras más importantes de la literatura universal y ha sido fuente de inspiración para muchos escritores. Quiero detenerme en aquellos cuentos o fragmentos que hacen referencia a Don Quijote de la Mancha. Franz Kafka, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Marco Denevi, Enrique Anderson Imbert, Rubén Darío, Augusto Monterroso, Ana María Shua, y Luisa Valenzuela, muchos han escrito a partir del Quijote. Algunos de ellos lo continúan, otros lo discuten, lo amplían, lo cuestionan, pero todos lo engrandecen.
Juan Carlos Onetti, a propósito de la obra de Cervantes dijo, al ganar el premio en 1980:
Todos los novelistas, sea cual sea el idioma en que escribamos, somos deudores de aquel hombre desdichado y de su mejor novela, que es la primera y también la mejor novela que se ha escrito. Una novela en la que todos hemos entrado a saco, durante siglos, y que, a pesar de nosotros y de tan repetida depredación, se mantiene, como el primer día, intocada, misteriosa, transparente y pura.
Franz Kafka escribió en 1920 un relato llamado “La verdad sobre Sancho Panza”, allí presenta a Sancho Panza como el verdadero creador de las aventuras quijotescas, al corporizar en un alter ego sus obsesiones y fantasías.
Sancho Panza, que, por cierto, jamás se vanaglorió de ello, logró a lo largo de los años, durante las horas del atardecer y de la noche, alejar de sí a su demonio, al que luego daría el nombre de don Quijote, redactando una enorme cantidad de novelas de caballería y de bandoleros con las que distrajo, de tal forma que después éste se lanzó sin freno a las gestas más alocadas, las cuales, por faltarles su ejecutor predeterminado, que tenía que haber sido precisamente Sancho Panza, no perjudicaron a nadie. Quizás llevado por un cierto sentido de la responsabilidad, Sancho Panza, un hombre libre, acompañó impasible a don Quijote en sus andanzas, y obtuvo así un enorme y provechoso entretenimiento hasta el final de sus días.
Una perspectiva similar ofrece el poeta mexicano José Emilio Pacheco en su relato “En un lugar de la Mancha”. Pacheco recibió este año, casualmente, el premio Cervantes.
Lo cual me recuerda- dijo un tercero- la historia de aquel porquerizo en un lugar de La Mancha. Había aprendido a leer y mitigaba el tedio de la aldea repasando viejas novelas. A fuerza de rehacer en la imaginación sueños ajenos acabó por creerse un caballero andante que iba de un lado a otro de la España corrompida por el oro de Indias. El porquerizo escribió su delirio como pudo. Había conocido gracias a su trabajo a un recolector de provisiones para la Armada Invencible. Al saber que Cervantes se hallaba preso, le regaló su manuscrito. Si lo encontraba digno de la imprenta quizá al dejar la cárcel podría comer gracias al libro. Sentía afecto por el viejo que en años lejanos había intentado ser poeta, novelista, dramaturgo. Cervantes entretuvo las horas de su prisión reescribiendo los papeles de su amigo. Sancho Panza murió en 1599, sin recordar su obra ni el prisionero. Siete años después Cervantes publicó al fin la novela. Noble y honrado como era, la atribuyó a un inexistente historiador árabe, Cide Hamete Benengeli y dio el nombre de Sancho al escudero del Quijote.
Anticipándose a estas reescrituras, Cervantes incluye en su obra la noción de la intertextualidad del Quijote, Sancho y Dulcinea. Luego esto se corporizará en cientos de cuentos y textos. Carlos Fuentes, ganador del premio en 1987, lo rescata en un ensayo que escribe sobre la obra:
La información moderna, el privilegio pero también la carga de la mirada plural, nacen en el momento en que Sancho le dice a don Quijote lo que el bachiller Sansón Carrasco le dijo a Sancho: estamos siendo escritos. Estamos siendo leídos. Estamos siendo vistos. Carecemos de impunidad, pero también de soledad. Nos rodea la mirada del otro. Somos un proyecto del otro. No hemos terminado nuestra aventura. No la terminaremos mientras seamos objeto de la lectura, de la imaginación, acaso del deseo de los demás. No moriremos - Quijote, Sancho- mientras exista un lector que abra nuestro libro.
* Sobre el título, quisiera aclarar y comentar lo siguiente. La frase “Ladran, Sancho, señal de que cabalgamos”, también conocida como, “Ladran, Sancho, señal de que avanzamos” no aparece en la obra de Miguel de Cervantes, sino que es parte del guión de la película de Orson Wells “El Quijote”. Sin embargo, muchos investigadores aseguran que deberíamos atribuirle esta frase a Goethe por su poema “Kläffer” escrito en 1808.
Cabalgamos por el mundo
En busca de fortuna y de placeres
Más siempre atrás nos ladran,
Ladran con fuerza…
Quisieran los perros del potrero
Por siempre acompañarnos
Pero sus estridentes ladridos
Sólo son señal de que cabalgamos.
Para seguir ahondando en el tema recomiendo el libro Micro Quijotes donde el escritor y compilador chileno Juan Armando Epple ha reunido textos que hacen referencia al Quijote.
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