Una desilusión. Yo que esperaba babearme decentemente con el lobito, llorar un rato de sillón con amores ajenos, me quedé fría y aburrida. Nada. Ni los vampiros muerden, ni los lobitos aullan demasiado. Ni siquiera Bella se desgarra de tristeza.
(El recurso para las transformaciones en hombrelobo es patético: parecen los muñecos de peluche apelmazado que tengo guardados por ahí).
A mis alumnas les está costando convencerme de leer el tomo 3 de la saga.
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