Cruda historia contada con mínimos elementos. La vida acorrlada de la prota, sus manotazos de ahogada, sus ganas de sobrevivir a toda costa, de no "caer en el agujero". Escenas repetidas en la cotidianeodad obsesiva de Rossetta que lucha desde los márgenes de todo. Para mí, el final es un final feliz (aunque Luis lo llame sólo abierto): los elementos no están dados para el suicidio, el chico es insistidor a pesar de la traición de ella y su mutismo y la mirada final de la prota tiene los ojos muy abiertos.
Párrafo aparte (pàrrafo agradecido) para el señor que me invitó y para el cine en la calle Cabildo, un lugar maravilloso al que ir cuando voy abandonando mi vida en una galletita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario