sábado, 23 de enero de 2010

Editorial Tamarisco

Tomado de http://www.recursoseditoriales.com/novedad_tamarisco.html


Encuesta a editores: Félix Bruzzone, Hernan Vanoli, Violeta Gorodischer y Sonia Budassi
Editores de Editorial Tamarisco.

¿Cuál es el perfil de los sellos que editás?
No tienen un perfil único y definido, pero si tuviéramos que definir un criterio editorial, la prioridad es siempre la apuesta, en todo sentido.
O que descubra un universo interesante generado por el autor, su mirada sobre, como se dice, el mundo. Valoramos todo eso que va haciendo a la voz única y personal de los escritores. Pueden gustar o no, pero los nuestros no son libros que pasen desapercibidos.
Por otra parte, hay mucho cuidado estético en la edición, nuestra diseñadora gráfica, Carla Gnoatto, se encarga de mantener una cierta continuidad estética en las colecciones y, a la vez, darle una identidad propia, sólida, a cada libro.

¿Cuáles son las dificultades y oportunidades a las que te enfrentás actualmente a la hora de editar?
Las dificultades son básicamente económicas, porque no funcionamos como empresa (ni siquiera como pyme) y tampoco tenemos el capital suficiente como para estar relajados. O sea: no hay ganancia y no hay tanta pérdida aunque siempre es un esfuerzo llegar a juntar el monto suficiente para entrar a imprenta.
Lo cierto es que tratamos de agarrar cuanto factor de ayuda económica haya en el aire, leáse las ventas de las presentaciones, los subsidios, los premios que gana alguno de nosotros cuatro, ponencias por las que nos pagan, etc. Hay una especie de política interna de compartir al menos parte de todo lo que sea "dinero cultural"; somos una suerte de pequeña orga, o más bien, de pequeña cooperativa.
Lo interesante (¿oportuno?) de este punto, es la reflexión sobre el término "independiente": al no tener que depender de los grandes parámetros de mercado en términos económicos, hay mucha más libertad de acción en lo que hace a la elección narrativa: temas, autores, propuestas. En esta instancia, nos permitimos todos lo riesgos, y ahí es donde reside nuestra apuesta como sello editorial.
Aunque el rol del Estado en relación con este tipo de proyectos debería tener un debate aparte.

Otro problema es el tema de las ventas y de la distribución. Nosotros funcionamos a escala artesanal, y entonces, como el dinero de la editorial no proviene de ningún otro lado que de nuestro trabajo como escritores, no nos gusta nada que entre distribución y venta nos coman un 60% o más del valor de tapa del libro. Esa sería una dificultad, suponemos que compartida por todos aquellos pequeños editores que poseen un catálogo de fondo. Otra dificultad es el precio del papel, que se rige por valores internacionales. Las grandes empresas pueden comprar en cantidad y eso les abarata los costos, pero para nosotros se hace muy difícil. Tal vez sería bueno generar iniciativas en ese sentido junto a otros actores de características parecidas a las nuestras, y por eso tenemos ganas de asociarnos a EDINAR. Nuestro desafío es intentar llegar a otros lectores, nuevos, pero tal vez por otros medios que no son los tradicionales. Muchos defienden a los libreros, pero los libreros son un agente conservador, que no compra en firme, y salvo algunas honrosas excepciones ni siquiera te exhibe. Entonces nuestro desafío es desarrollar nuevos canales. Tal vez tengamos que empezar a plantearnos en serio qué tipo de relación con el papel queremos tener. No abandonarlo, pero pensar otra vez esa relación. Los libros artesanales son una vía, la impresión bajo demanda es otra. Es un debate que recién empieza. Las oportunidades están dadas por los nuevos tipos de lectura y las comunidades de lectura que la web permite desarrollar.

¿Cuál es el libro que más te gustó editar? ¿Qué libro te hubiese gustado editar? ¿Qué libro hace falta editar? En cada uno de los casos, ¿por qué?
El libro que más nos gustó editar fue 76, de Félix Bruzzone. Por el respeto, el aprecio al autor, el laburo compartido, la apuesta conjunta. Emocionante tal vez sea la mejor palabra para definir el proceso.
También, hay que admitirlo, nos hubiera gustado editar Villa Celina, el segundo libro de Juan Diego Incardona, que debutó en Tamarisco con Objetos Maravillosos. Acá aparece una especie de paradoja: la libertad de ser pequeños tiene su costo: perder buenos autores a quienes le publicamos su opera prima.
No podemos competir con un sello industrial, grande, aunque ofrezcan al autor un pequeño adelanto. Es el karma de las editoriales chicas, que muchas veces terminan funcionando como laboratorio de experimentación de las grandes.

¿Cuál es el rol del editor hoy en día?
El editor tiene que preservar al autor, aconsejarlo y hacer una lectura tan sólida como crítica. Su rol es el del resguardo previo al movimiento de la publicación, los ojos que ven los aciertos pero también las fallas, o las líneas que deberían (re)direccionarse para llegar a un lugar determinado. Vislumbrar en conjunto ese lugar y hacerlo posible, es lo mejor que puede pasar en ese pacto tan íntimo que crean los editores con cada autor. Al menos así lo vemos nosotros.
En el caso de editoriales pequeñas como la nuestra, el editor hace todo: busca autores, lee material, discute con el imprentero, interviene en el diseño, en la distribución, la prensa, etc. Trata de dejar una huella en la recepción del texto, porque el texto es sólo una parte de su trabajo. El editor edita libros, no textos. Y en términos más generales, a través del catálogo que conforma, es un tipo que agarra materiales culturales y los mezcla, los pone a trabajar en conjunto. El editor es cada vez más una figura colectiva, y la imagen pequeñoburguesa del pequeño empresario al estilo Herralde forma parte de lo residual.

Una pequeña reflexión acerca del presente del libro teniendo en cuenta las nuevas tecnologías y soportes.
Hay cierta retroalimentación. Así como hay intentos fallidos de pasar linealmente el blog al formato libro, hay muchos blogs que, con un buen trabajo editorial encima, funcionan perfectamente como libros impreso (el caso de Objetos Maravillosos, el libro de Incardona que editamos nosotros). A su vez, en nuestro blog colgamos nuestros dos primeros libros en pdf, para que lleguen a la mayor cantidad de gente posible. Nos decían que íbamos a perder plata, pero una vez más, vuelve a aparecer en escena el término "independiente": no vamos a ganar más o menos plata por subir nuestros libros a la web, y eso es otra forma posible de difundir textos, voces, literatura. Básicamente, la razón por la que decidimos crear Tamarisco. Al menos, por ahora.

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