sábado, 14 de noviembre de 2009

La huérfana

Buenísima para ser típicamente de terror. Como dice Magdalena: La cara de la pendeja ya te hace cagar en las patas.
Para mí toma todos los pánicos básicos de la maternidad y los pone juntos hasta dejarte los pelos de punta: el primero y principal: ser mala madre, estar borracha y que tus hijos se lastimen; parir muerte en vez de vida (la escena inicial es mortal); sobrevivir a un aborto espontáneo, cuidar a una hija sordomuda y no poner protegerla de esos lugares terribles donde te pone la infancia (trepadoras, hamacas, cuartos de baño, escuelas, etc), que tus hijos se lleven mal entre sí; adoptar un monstruo; que tu marido no esté de tu lado; que te internene por loca, adicta o inadaptada; que no te atiendan en tu casa el teléfono; manejar tan lento que al llegar los encuentres a todos asesinados.
De terror, terror. Me sospeché el giro final, pero pensé que vendría por lo fantástico. Y no.

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