domingo, 15 de marzo de 2009

El silencio que brota de los libros

"Un libro y yo y ese particular e inimitable silencio que llena una habitación cuando hay alguien leyendo en ella. Un silencio diferente; porque nada tiene que ver el complejo silencio que uno produce al leer con el simple silencio que uno que uno hace cuando, nada más, hace silencio. El silencio que brota de los libros y nos envuelve es un silencio lleno de sonidos. Un silencio que altera las coordenadas de la eternidad y así uno, sin darse cuenta, puede pasar horas leyendo en el baño, los pantalones alrededor de los tobillos, hipnotizado por el perfume secreto de las letras y la fragancia íntima de las propias tripas. Los libros como punto de fuga, como sitio desde el cual descolgarse y dejarse caer y salir corriendo para adentrarnos sorpresivamente ágiles y veloces en el bosque. No es casual, pienso, que los libros estén hechos con la carne de los árboles y que las bibliotecas, finalmente, acaben convirtiéndose en bosques petrificados, en ramas y raíces que se hunden en nosotros y florecen en nuestra imaginación."


Rodrigo Fresán, en su novela "Jardines de Kesington".

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