lunes, 28 de julio de 2008

Los argentinos y el sexismo, por Mempo Giardinelli

Los Argentinos y el Sexismo
Por Mempo Giardinelli



Como casi todos los pueblos, los argentinos consideramos a la mujer, a priori, como un objeto. Objeto de deseo, instrumento para las pasiones masculinas, sujeto de moralina e hipocresía y depositaria inconsulta de valores esencialmente masculinos (o decretados por el macho de la especie), existe además entre nosotros la clásica diferenciación entre "la mujer santa" (madre, hermana, novia, esposa, hija) y la "puta" cualidad esta que se le atribuye a todas las demás.

Estos supuestos "valores" de los que la mujer es depositaria, mensajera, y también educadora y trasmisora, le fueron confiados por designio de la tradición española: la escolástica más reaccionaria que se difundió por estas tierras durante generaciones y cuya conservación y predica ha estado y está a cargo de la concepción más ultramontana del catolicismo vernáculo. Esa concepción es la que somete a la mujer al puro rol de imagen, y ni siquiera imagen propia, sino de la imagen que de ella tienen los varones: virgen, decente, pura, mansa, pasiva, silenciosa, capaz de ser sufrida, estoica, pudorosa, protectora, madre…

La mujer es una "idola" o sea una falsa diosa. En ciertos casos, cuando sus cuerpos son exuberantes pasan a ser "potras", "yeguas".

La mujer, como todos los ídolos, es propietaria de "fuerzas magnéticas"…la mujer no busca…atrae y el centro de atracción es su sexo, oculto, pasivo…de ahí surge la idea de la "maldad", de la mujer asociada a la actividad, la que busca es la puta…la que abandona, la infiel…la que tiene voluntad y procede en consecuencia es "la bruja" la "jodida" o simplemente "esa puta de mierda" esa "histérica de mierda".

Nosotros hemos sidos educados con estas concepciones, y aún se imparten, lamentablemente, estos "modelos".

En mi caso, fui aprendiendo a conocer a la mujer, y continuo haciéndolo, por lo que me considero un poco más hombre…fui desde misógino a machista, luego mujeriego, producto estas "condiciones" de la educación que recibimos, la "educación machista, sexista, autoritaria y represora" tuve muchas mujeres, me case y me separe… incapaz de poder entender, de dar sin pedir nada a cambio, y lo peor de todo, incapaz de escuchar la voz de mi propia ternura…fui un infeliz!

El machismo es una "lacra" cuyas consecuencias no solo sufren las mujeres, los hombres también lo padecemos, porque nos deja siempre solos, en un inmenso páramo de incertidumbre, incomprensión y autoritarismo.

Es sabido que somos diferentes, morfológicamente diferentes, y una diferencia es por sobre todo, un territorio desconocido que siempre es fascinante descubrir .

Nos educan para rechazar…esta sociedad pacata, conservadora (a propósito ¿Qué es lo que quiere conservar?) nos educa para la "unicidad", para los dogmas que no admiten diferencias.

Creo que es mejor, y éticamente superior, procurar descubrir lo desconocido, indagar en lo "diferente" en "lo otro", ese es el camino del conocimiento, la cultura es un camino hacia el conocimiento, el desconocimiento es un síntoma de la ignorancia , su delación más vil.

Para los hombres vernos en la mujer es la mejor ocasión para "aprender a mirar" y "mirar-nos", saber ver siempre es una aventura, pero hay que tener rigor intelectual o al menos osadía para ir al encuentro de lo "desconocido".

Se sabe que lo desconocido conlleva el inevitable rechazo, pero debemos superarlo, ya que todo rechazo es reaccionario, "rechazar es trabajar por la ignorancia".

Tal vez así, cuando dejemos de rechazar llegaremos a un estadio ideal, nos demos cuenta que un hombre puede ser "feminista" como una mujer "varonista" y conocernos, completarnos, complementarnos alejados de toda connotación "sexista" rechazante y finalmente autoritaria.

Esta lejos ese día, pero llegara el momento en que "feminismo" y varonismo" serán dos adjetivos prescindibles y entonces, cuando ya no nos divida sexismo alguno, porque convengamos, "las virtudes como las limitaciones no saben de sexo" seremos más humanos.

Los hombres que pretendemos dejar nuestro "mandato machista" debemos estar alertas, debemos trabajar y prepararnos intelectualmente para abolirlo, porque no hay más excepcionalidad que una mente lúcida, ni más peculiaridad que una inteligencia alerta, debemos hacerlo aún a sabiendas que quizás nunca conseguiremos una "abolición completa".

Los hombres también sufrimos las consecuencias del machismo, por eso creo que la mujer no debe "perdonarnos por no saber lo que hacemos" pero tampoco condenarnos por nuestra insensatez, nuestra ignorancia. Sería interesante entonces que la mujer nos ayudara, el machismo es como esas enfermedades incurables, o como el alcoholismo, el tabaquismo, etc. el hombre debe vivir bajo un estricto control de su conducta, un férreo autocontrol que le llevara una gran parte de su vida.

El machismo no es sino una de las caras del miedo, no tener la osadía de mirar el mundo en forma diferente, no aceptar al otro como diferente, a la mujer como diferente, es de una cobardía intelectual, al menos para mí, inadmisible.

Sino entendemos que tanto machismo como feminismo son la misma enfermedad "el temor a descubrir, a descubrirnos" a lo diferente, entonces no despojaremos a estas actitudes de la lacra que conllevan y jamás lograremos superarnos, ser "mas humanos".

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