Como señala Ana de Miguel: "Las mujeres de la Revolución Francesa observan con estupor cómo el nuevo Estado revolucionario no encontraba contradicción alguna en pregonar a los cuatro vientos la igualdad universal y dejar sin derechos civiles y políticos a todas las mujeres."
Así, el nacimiento del feminismo fue inevitable porque hubiese sido un milagro que ante el desarrollo de las nuevas aseveraciones políticas -todos los ciudadanos nacen libres e iguales ante la ley- y el comienzo de la incipiente democracia, las mujeres no se hubiesen preguntado por qué ellas eran excluidas de la ciudadanía y de todo lo que ésta significa, desde el derecho a recibir educación hasta el derecho a la propiedad.
El cuaderno de Quejas y Reclamaciones ( Francia, 1789) de la anónima Madame B.B. del País de Caux:
"Se podría responder que estando demostrado, y con razón, que un noble no puede representar a un plebeyo, ni éste a un noble, del mismo modo un hombre no podría, con mayor equidad, representar a una mujer, puesto que los representantes deben tener absolutamente los mismos intereses que los representados: las mujeres no podrían pues, estar representadas más que por mujeres."
(Sigo copiando maravillada (y dando a copiar a mi hija): Feminismo para principiantes de Nuria Varela)
Guapa, tu blog ta’ bueno.
ResponderEliminarPero así no vale: jugamos a que me decís qué es lo que te gustó...
ResponderEliminarSeguro no viste las letras de regueton.