martes, 30 de septiembre de 2014

La ley del cardón

Uno de los expositores patagónicos hablaba de "la ley del coirón" y los jujeños la equiparaban a la ley del cardón: la exigencia de la literatura regionalista de hablar del color local radicado en sus elementos vegetales paisajísticos típicos. Yo, de viajera, digo que la ley del cardón es enamorarse de ellos, de nuestra imposibilidad de entender cómo eso crece ahí, crece tanto, tan rígido, tan aferrado, tan inamovible.



La ventanita del cardón...



El deslumbramiento de las texturas...

Llama llamita

En la entrada al Pucará y en el shoping de San Salvador, hay llamas.


Jack Sparrow, un poroto

Un clima hermoso, pero el sol picaba y una no se hacía cargo hasta que quedaba roja como Celia o moría del dolor de cabeza como yo. Las pastillas de ajo para el apunamiento (que mascar coca es feo feo) y el pañuelo para que no te hirva la cabeza buscando el cementerio en Pucará.



Camino Los colorados

Vimos el Cerro, claro, y anduvimos por las callecitas y la plaza de Purmamarca pero, luego de volver de Salinas grandes, se nos hizo tarde para andar el recorrido alrededor del Cerro o subir al mirador. Lo intentamos, pero anochecía y nos cagamos en las patas y dijimos que era porque no íbamos a ver nada. Teníamos reservada noche en Tilcara así que nos fuimos prometiéndonos volver el martes siguiente de regreso a San Salvador. Pero el martes fuimos todo derecho desde Humahuaca a San salvador y estábamos muertas y no nos animamos a bajar otra vez tarde en Purma.

Nos la debemos. Ya vamos volviendo...


Maravillosas callecitas quebradeñas

Purmamarca, Tilcara, Humahuaca. Todavía siento la grandeza de haber bajado de ese bondi en Purmamarca, la pequeñez de del estar ahí, de ser parte del mismo paisaje al que pertenece el Cerro de siete colores (Dicen que hay uno de 21 pero qué me importa)


Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...